VIII N

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Finalmente había encontrado eso que era conocido como un mito para mi, algo irreal que no creía posible, ahora, estaba en frente de mis ojos mi mayor sueño, mi mayor anhelo. Por fin las había encontrado, había encontrado a mis alas.
En mi tiempo en el campamento y también en la vida humana escuché muchísimas historias sobre hades y el inframundo, algunas más irreales que otras, hasta estupidas podría decir, pero había una que resonaba en mi cabeza cada que la escuchaba, la de las alas de los hijos del diablo, o mejor conocido por mi, hades, a él le daban diferentes nombres, samael, lucifer, etc, pero la historia siempre era la misma, esta trataba sobre las alas que debían heredarse a los hijos de hades pero que este había decidido esconder, algunos decían que por codicia, otros por protección hacia sus hijos, y sinceramente simplemente era por aburrimiento, a él no le interesaba darnos nuestras alas por qué no le aportaba ninguna diversión, o eso creía. Pero por fin las había encontrado, habían 2 alas, suponía que unas eran mías, y otras de nicholas, antes de que me acercara más una de ellas comenzó a brillar y revolotear, eran las mías, totalmente negras con fuego sobresaliendo de sus bordes.
No me aguante y las libere de las cadenas que las amarraban, antes de que pueda hacer algo pude sentir cómo estás me atravesaban completamente, y se unían a mi espalda de una forma tan profunda que el dolor me hizo derramar un par de lagrimas, pero este lo valia por el poder que estas me otorgaban. Me hubiese gustado poder disfrutarlas más pero si seguía aquí hades se daría cuenta así que rápidamente las escondí, sentí dolor pero me aguante y me fui rápidamente, mi temor era que hades sienta que las tengo y me las arranque, ya que por algo no me las dio.

- Me largo

H- Espera ignis

- Dime

H- Soy el mismísimo dios del inframundo, soy el diablo, soy el mal del mundo, y debes entender eso

- Por que lo dices?

H- Ignis, tú no quieres hacerme enojar, por qué antes que tu padre soy el diablo, y no quieres conocerlo

- Tomare el consejo y te daré el mismo, adiós

Sabía que esas palabras tendrían otro significado en un futuro, y que estas tendrían sus repercusiones

Me largue rápidamente y me dirigí hacia la tierra de los humanos, debía arreglar mis trabajos y ver si había algo nuevo, sabía que dough ya estaría ahí

M- Señora, la estaba esperando, tenemos que arreglar algunos asuntos

- Dime

M- Hemos descubierto que se han estado infiltrado datos de nuestras bóvedas, por ello una de ellas ha sido saqueada y destruida, ni siquiera se llevaron el dinero, solo lo quemaron

- Quiero al puto soplón y al que quemó mis bóvedas AHORA! LOS QUIERO YA AQUÍ

Estaba cegada, enojada, odiaba la traición, mi odio era mucho más grande hacia el soplón que al que quemo mi dinero, para mi era algo material y sabía que era algo común entre las mafias, desafiarse, lo que no sabía esa persona era que con mi mafia no se metía ni él mismísimo dios. Me dirigí rápidamente hacia mi oficina dejándome llevar por el enojo, arrojé algunas botellas de vidrio y rompí todo lo que vi a mi alrededor, después de eso solo tomé todos los tragos posibles, no sabía si mis poderes habían causado tanta efusividad en mi o simplemente en serio estaba molesta, pero hasta a mi me sorprendía mi actitud

D- Ignis..

- DEJA DE LLAMARME IGNIS, TENME RESPETO MALDITO IMBECIL, QUIEN TE PIENSAS QUE ERES? ACASO ERES ALGUIEN EN MI VIDA?

La hija de hades IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora