CAPÍTULO I

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El amor es un concepto muy complicado. La Real Academia de Lengua Española lo define como "Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno". La ciencia lo define como un proceso neurológico que se produce en el cerebro gracias a la acción de diferentes secciones: hipotálamo, amígdala, núcleo accumbens, corteza cerebral y área tegmental frontal. Y según la filosofía de Platón consiste en que la persona que ama no va a amar la belleza simple; se va a concentrar en buscar lo bello de quien ama.

Como dije, el amor es un concepto complicado. Mi nombre es Akemi Velarde Sakurai. Y por los que preguntan, sí, tengo ascendencia japonesa de parte de mi madre.

Bien para entrar más en contexto esta es mi familia. Mis abuelos Taiki Sakurai y Azami Asarai, ambos de Kioto Japón, escaparon poco después del inicio de la segunda guerra mundial. Demasiado jóvenes con solo 25 y 20 años, respectivamente. Llegaron a Bolivia casi en la miseria y fue la idea innovadora de crear una posada tradicional mezclando ambas culturas la que les sacó de la miseria. Se asentaron en Sorata, una pequeña población al norte del departamento de La Paz. Ahí forjaron su idea y construyeron "S&S - Sorata y Sakurai", una posada de aguas termales con temática japonesa-andina. Hoy casi 80 años después somos el número 1 en la región.

Muchos años después de asentarse y prosperar, por fin tuvieron hijos, Yamato Sakurai, el mayor, y Akiko Sakurai con solo cinco años de diferencia. Años más tarde ambos se casaron respectivamente y tuvieron sus hijos. Somos cuatro primos o cuatro nietos. Karmen y Uriel con cuatro años de diferencia, ambos hijos de Yamato y su esposa Carla. Sigo yo, dos años menor que Uriel y mi hermanito, Bastian, cuatro años mi menor, ambos somos hijos de Akiko y Sebastián.

Mi historia comienza en enero del 2010, cuando tenía 14 años.

Eran vacaciones y lejos estábamos de pensar en el regreso a clases. Corría por la posada, escondiéndome de Karmen, quien se encontraba furiosa porque accidentalmente rompí su paleta favorita de maquillaje.

Corrí al almacén de sake, el lugar más tenebroso en la posada, segura que no me encontraría ahí, pues los cuatro teníamos miedo de solo asomarnos a la puerta. Al ver la puerta ya entre abierta me atreví a abrirla completamente y adentrarme, muy temerosa, bajé por la oscura escalera.

Pronto el ruido seco de la puerta me hizo brincar las últimas gradas, temerosa de verificar lo que ya sabía me di la vuelta y encontré la puerta cerrada, la sangre helada ya corría por mis venas y a punto de correr y golpear la puerta para que me saquen de ahí, una mano helada jalo mi brazo y me aprisiono entre la pared y su cuerpo.

Al abrir los ojos lo vi tan claro y sonriendo, dije en forma burlesca – ¡ah! Solo eres tú, me asustaste.

Uriel me miro y sonrió pícaramente.

– ¿Por qué lo dices? Acaso ¿esperabas a alguien más?

La relación que teníamos ambos era una lucha constante. Una lucha de nunca terminar. A los 9 la lucha era por ser el más alto, algo tonto ahora, pues al paso que iba él, pronto dejó de caber en su propia cama. A los 12 cambio de interés, de ser el más alto cambio a ser el más veloz. Y por los 14 el interés fue saber quién era el más listo.

El lugar daba más miedo conforme los minutos pasaban. Y Uriel aun no me libraba de su prisión.

– Ya déjame ¿quieres?

Dije en un trágico intento de empujarlo para que me deje ir.

– Esa no es la forma correcta de pedir las cosas, Ake...

Su voz sonaba burlesca y tenía una mirada picara como si me pidiese algo a cambio de mi libertad. Lo mire molesta, no se me ocurrió que poder ofrecerle a cambio, lavar su ropa, mis postres por un mes, hacer su tarea... mi mente estaba en blanco. Así que cerré los ojos e hice lo primero que se me ocurrió. Lo tome del cuello de su playera y lo bese.

-16- ¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora