Prologo:Un Mal Presentimiento.

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–. . .–Ichimatsu daba vueltas el el futon, no podía dormir, algo estaba mal, pero solo se levanto para ir por un vaso de agua, no sin antes mirar a sus hermanos, todos estaban ahí, desde Jyushimatsu hasta el doloroso de Kusomatsu, su preocupación era incesaria.

Se levanto y camino hacia fuera de la habitación, caminando a oscuras por el pasillo, hasta la escaleras, su mal presentimiento solo aumentaba, podía sentir su pecho latir cada vez más rápido, expresaba miedo ¿A que le temía tanto?. Siguió su camino hasta las escaleras, bajaba pegado a la pared, escalón por escalón a paso lento pero seguro, ya en la cocina busco un vaso para servirse el agua.

–¿Por que rayos sigo...?–las luces en su cabeza se fueron un momento y el vaso cayó rompiéndose, cuando se recompuso solo miro el vaso roto, ahora debía recoger eso y secar el piso–Que inútil, no puedo ni tomar agua–Recogió de manera lenta los pedazos finalmente recogió el último, clavándolo en su dedo y sangrando en el proceso, maldijo su suerte.

Botó los pedazos rotos, lavó su herida y luego chupó la sangre que seguía saliendo de esta, al final salió de la cocina subiendo las escaleras, el miedo creció, igual que su mal presentimiento, al tocar la puerta corrediza el miedo inclemente, al final solo la abrió de golpe por los nervios pero todo estaba en orden, sus hermanos estaban ahí, su lugar vació estaba como lo dejo y todos dormidos, cerró la puerta mientras soltaba un suspiro y volvía a su puesto, aliviado de que su presentimiento fuera solo una idiotes.

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El primero en despertar fue Choromatsu, el cual empezó su rutina diaria abriendo las cortinas, sus hermanos se quejaron pero algunos siguieron durmiendo, uno a uno se fue despertando y bajando a comer, donde su madre ya tenía su desayuno listo.

No fue si no hasta que su madre se fijo en cada uno y noto la falta de uno de sus hijos.

–Ninis ¿A que horas salió Karamatsu?–Pregunto y ahí es donde todos notaron la falta del segundo mayor.

–Ahora que lo pienso no lo vi cuando desperté–Dijo Choromatsu pensativo.

–Kusomatsu estaba anoche aquí–Dijo Ichimatsu sin mucho interés acariciando el gato entre sus piernas pero su mal presentimiento había vuelto ahora peor que antes.

–Bueno de todas maneras el pierde–Dijo Osomatsu tomando parte del desayuno de su hermano, los menores se quejaron y copiaron su ejemplo robando la parte de Karamatsu.

El día continuó y los matsuno no parecían recordar la existencia de su hermano, a ninguno le importó o no intentaron pensar ni un poco en el, siguieron sus rutinas como siempre importándole poco lo que pudiera estarle pasando a su hermano, igual que veces pasadas.

–Estoy en casa~–Dijo el mayor mientras se quitaba sus zapatos y entraba a aquella sala donde estaban casi todos.

–¡Bienvenido a casa Niisan! ¡Muscle, Muscle!–Le recibió el animado Jyushimatsu mientras jugaba con su bate, Ichimatsu solo jugaba con Nyanko en un rincón, Choromatsu leía una de sus revistas y Todomatsu miraba su teléfono, pero Karamatsu no estaba por ningún lado, aún así a los sixtillisos Matsuno no parecía importarle mucho, a fin de cuenta son ninis virgenes sin futuro ¿Quien querría hacerles daño? Ni si quiera sobrevivirían una semana fuera de casa por su cuenta, siempre volverían.

El tiempo pasó y ya llevaba una semana desaparecida, hasta ahora habían intentado ignorar su falta con la esperanza de que el volvería como si nada con su dolorosa sonrisa y su estupidas gafas de sol. Matsuyo y Matsuzo habían notado la falta de su hijo pero sus hermanos decían que el llegaba tarde o salía temprano, pero hasta ahora Matsuyo noto que su ropa no era usada, ya que desde hace una semana no la había lavado y cuando miraban en el closet su ropa estaba ahí como siempre, aún así sus hijos seguían diciendo que Karamatsu estaba bien y ella quería confiar en ellos aunque empezaba a dudar de su decisión.

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