Reversal Instincts [PJM & JJK] ° 2020

Capítulo 5

Jungkook durmió como un niño pequeño esa noche. Sin interrupciones o sobresaltos. Una suave sonrisa adornó sus labios, y ronquidos leves armonizaron su sueño.

Quizás había vuelto a la adolescencia, donde cada mirada y gesto intercambiado con el objeto temporario de su interés, se sentía como un triunfo, y aceleraba el corazón.

Cuando todas la células del cuerpo se contagian de primeriza efervescencia porque: no somos invisibles, y alguien importate para nosotros, nos nota.

Aunque, esa no fuera precisamente su situación actual.

Si, Jimin y él sostuvieron una accidentada conversación. Pudo caminar a su lado y embriagarse de ese aroma celestial e inquietante que el omega desprendía.

Pero, la balanza no se inclinó especialmente a su favor. Y Park le acusó de ¿espiarle?

Eso, no tenía ningún sentido. Sonaba cómo el guión de una película cargada de drama y suspense.

Si bien, estaba casi seguro que el omega no le detestaba completamente, -cuando menos- desconfiaba de su inusual valoración jerárquica.

Y al respecto, ¿que podía hacer? ¿Desmentir la insensata acusación a como diera lugar? ¿O seguirle el juego y dejar que él mismo descubriera la verdad?

En cualquiera de los casos, la decisión no era suya. Jimin debía elegir entre darle el beneficio de la duda, aplicando el: inocente hasta probar culpabilidad. O condenarle directamente, sin más evidencia que su apresurado juicio.

Él, mientas tanto, se concentraría en la parte positiva: los retazos de plática, la tersedad en la voz del omega, su rostro fresco, y temperamento intransigente.

Ese que recreó su subconsciente, con inesperada fidelidad.

La tarde siguiente, no fue tan fría como otras. El soplo templado de aire vespertino, le obligó a prescindir del gran sobretodo negro, y cubrirse con un cómodo sweeter de lana blanco.

Balanceaba su peso sobre las piernas, apostado fuera de la facultad de leyes.

Separado –como usualmente–, algunos metros del resto del estudiantado. Pero la maniobra, no detuvo los murmullos indiscretos, y dedos alzados en su dirección.

Tras su inesperada plática con Park Jimin, era la nueva celebridad. El tema en todas las bocas.

Y le incomodaba. Por mucho que pretendiera abstraerse, advertía el eco de las voces, cual desquiciante zumbido de fondo. Uno que escaló peligrosamente a barullo.

— ¡Eres. un. imbécil. mentiroso, Jeon! — el áspero susurro acusador, y la pausa contrastante entre vocablos, le tomaron desprevenido.

El orador, pareció envolver cada sílaba con desdeñosa denuncia.

Y Jeon, en cualquier otra circunstancia, hubiese respondido de forma menos amable, grosera inclusive. Echando por tierra sus encumbrados modales. Pero ahora, tras reconocer instantáneamente al culpable, una sonrisa emergió de las profundidades.