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El chico somnoliento

Distrito de Setagaya
Villa Noragawa
| 21:45 p.m.

Se había quedado dormido. Aquel viaje más la caminata hasta la casona de su abuela habían sido tortuosos.
El dolor en su hinchada sien tampoco es que le hubiese ayudado, más mejor tarde que nunca logró arribar a aquella vieja finca.
No prestó mucha atención antes de entrar, mas estaba seguro de que su prima le había abierto la puerta y que le hizo un par de preguntas, a lo cual el simplemente respondió con un "sí... lo siento... tengo algo de sueño...".

   Él no tenía una recámara específica, mas cayó rendido en la primera del corredor –la cual para su fortuna estaba es deshuso– y desde ahí, lo único que había hecho era dormir.

   Bueno, aunque no todo lo bueno es eterno.

   El cambio desprevenido de la paz a total ansiedad fue tan abrupto que Suzui cayó de la cama al instante en el que sintió el cúmulo de agua caliente caerle sobre el rostro.
Ya sobre el piso y anonadado por lo que estaba pasando, se frotó los ojos y pudo escuchar una voz sorda murmurando frente a él.

   — ¡Abuela! ¡No ve que el rostro lo tiene herido!

   — ¡Se lo ha merecido! ¡Qué muchacho más desconsiderado! ¡Llegar a casa de su abuela sin si quiera saludar y con el rostro así por andar en peleas!—su voz engorrosa y senil hizo presencia—. ¿Para eso vas a una academia tan cara, Ryota? ¿Para buscar peleas?

   La luz del techo le comenzó a irritar los ojos, por lo que, quejoso, se cubrió estos con su mano mojada.

   — Eh... Abuela Aiko...—hizo una pausa mientras se trataba de levantar—. Okahami...

   — ¡Por Dios, Ryota...!—la de voz más joven se acercó unos pasos al muchacho y lo ayudó a levantarse del suelo. Le tomó del rostro—. Abuela, debemos curarle esto. No se ve bien.

   Recuperando la visión, Suzui pudo ver cómo su abuela –mujer de mediana estatura y de vestimenta tradicional– se acercaba lentamente con su bastón guiándola y, en su mano opuesta, el balde de metal que previamente había vaciado en su nieto.
Imitando a la muchacha, la anciana se acercó al confundido rostro de Ryota.

   — Tienes desde la sien hasta casi la mitad de tu mejilla de color púrpura. Sin duda debiste hacer enojar a alguien en la academia. Aunque para ser Hyakkāou, me sorprende que esos niños bonitos sepan dar buenos golpes.—se burló altanera. En eso, tomó al castaño mareado del brazo y lo jaló consigo—. Okahami, acompáñame. En el baño tengo el botiquín.

| 22:10 p.m.

Los tres se encontraban sentados en aquella mesita tradicional. Pocos platillos servidos, mas los suficientes para satisfacerlos.

   Suzui había recuperado las fuerzas y estaba más hambriento que nunca. Sin exagerar, cualquier cosa que su prima había colocado en la mesa para él la había devorado con tal ansiedad que parecía como si fuese lo último de lo que se fuera a abastecer.

   — ¿Así comen los chicos en Hyakkāou? Qué desagradable...—bromeó su anciana abuela mirando cómo engullía un par de onigiris—. Si sigues así, pronto podrás añadir a tu estómago a la lista de cosas que deberás ver cómo alivias.

   — Lo siento...—dijo luego de pasar el arroz.— Es que no he comido nada desde la Academia. Además el metro no está tan cerca, obā-san.

   — Bueno, si tienes hambre eso indica que te encuentras mejor.—murmuró su prima a su costado–una muchacha de cabello moreno, recogido y trenzado hasta la espalda, de ojos verdosos y considerable estatura, aunque no era más alta que su primo—. Pero aún así, ¿Cómo te hiciste eso en el rostro? Se ve... bueno... muy mal.

YOUR NASTY CUTENESS | Kakegurui Fanfic [Mary Saotome x Ryota Suzui]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora