Un chico muy especial (Satoru Gojo y tu)

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— Oye, despierta —. Me pateó el estómago.

_____(T/N): — Ugh... Eso dolió —. Me retorcí un poco.

— Levántate. No tenemos mucho tiempo —. Se agachó y me miró fijamente. Noté que tenía mi apariencia, pero... Irradiaba una paz solitaria y era totalmente blanca. Desde su piel hasta su kimono y cabellos, lo único que destacaba... Eran sus ojos escarlatas.

_____(T/N): — ¿Quién eres? ¿Qué es este lugar? —. Me levanté. No sentía mi cuerpo adolorido... No como hacer un par de minutos.

— Haces muchas preguntas, eres molesta —. Chasqueó la lengua y empezó a caminar.

Nos encontrábamos en una clase de habitación blanca... Era extensa y parecía no tener fin, entraba una luminosidad algo... potente.

______(T/N): — ¿Estoy muerta? —. Caminé a su lado. Ella era mucho más alta.

— No lo estás —. Murmuró. — Podría decírse que estamos en tu alma —. Me miró.

______(T/N): — ¿Tú... eres mi alma? —. Miré confusa poniendo una mano en mi mentón.

— Ya comienzas a usar tus neuronas —. Me dio un golpe suave en la cabeza.

______(T/N): — ¿El sello te está afectado? —. Agarré sus hombros y se sorprendió. — ¡Dime! ¿¡Qué está pasando ahora!? ¡Necesito ayudar a mis amigos! —. Me asusté al pensar que Suguru, Satoru, Riko y Misato estén muertos... Estuve ahí, pero no pude hacer nada... Que inútil soy...

— Detén esos pensamientos. Sólo estás haciendo que tu energía maldita aumente y dañe más —. Quitó mis manos de sus hombros. — El aumento inesperado de tu energía está haciendo que desaparezca —. Abrió un poco su kimono y grandes grietas estaban en su pecho.

______(T/N): — Si tu desapareces... ¿Ya no tendré energía maldita? —. Mi respiración se agitó.

— Mmmm, no lo creo. Tu energía maldita es diferente a mí. Es algo complejo de explicar, pero... Tiene que ver con los nueve ojos —.

_______(T/N): — Solo han habido 3 usuarios con los nueve ojos... —. Murmuré.

— Lo sé. Estuve con ellos, solo son capaces de verme cuando están a punto de morir —. Hizo una sonrisa torcida. — Pero esta vez es diferente... Yo soy el que está muriendo —.

______(T/N): — ¿Cómo...? —. Me interrumpió.

— Ya te lo he dicho, es algo complejo. Aún así, ahora necesito tu ayuda —. Estiró su mano. — Generalmente... Ellos son los que necesitan mi ayuda, sin embargo, esta situación me está afectando y no pienses que lo hago por tu bien, solo es para que yo pueda sobrevivir —.

______(T/N): — ¿Qué necesitas que haga? —. Exclamé sin pensar.

— Bien, necesito que actives tu energía maldita aquí y ahora y rompas el sello que sitúa en mi pecho —. Se desnudó y su cuerpo tenía aún más grietas.

______(T/N): — No puedo invocarla aquí... —. Murmuré.

— Mmmm esto se está volviendo más complicado —. Murmuró. — Veamos, yo al ser la maldición que reside en tu cuerpo y alma... Estamos conectados en todos los sentidos, aún así, no me es posible tener una conexión con tu cuerpo en la superficie, pero tú cuerpo hacía mí sí —. Murmuró rápidamente.

______(T/N): — ¿Maldición dices? —. Exclamé perpleja.

— Así es, los únicos que han podido manejar mi poder han sido los de tu clan —. Miró todo mi cuerpo y terminó por hacer contacto visual, era intimidante. — El único que pudo haber hecho un sello de esta clase... Ha sido alguien del clan Stratmann —. Agarró mi mano. — Sin embargo... El sello ha sido puesto por alguien sin energía maldita —.