-Sin ellos-

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Cada vez era más fácil notar que la Navidad se acercaba a Hogwarts. Un gélido viento, nevadas y fuerte lluvia eran  solo algunas de las señales.

Me encontraba en clase de Herbología cuando un agitado profesor Flitwick entró al invernadero.

-Señorita Potter, busco a la señorita Potter- dijo entrecortadamente.

Parecía que se había recorrido todo el castillo para buscarme ya que estaba rojo y le faltaba el aire.

-¡Aquí estoy!- dije levantando la mano.

-Acompáñeme por favor- dijo el profesor.

Me levanté de mi asiento y salí por la puerta junto con él.

-¿ A dónde vamos profesor?- pregunté.

-Al despacho de Dumbledore- dijo seriamente.

-¿Pero qué ha pasado?- dije estresada- ¡Esta vez no he hecho nada!-.

-Querida, ya sé que no has hecho nada, el director te reclama para hablar de algo importante- respondió.

Llegamos a la entrada del despacho de Dumbledore y para mi sorpresa, James y McGonagall también estaban ahí.

-¿Qué has hecho ahora?- pregunté a mi hermano en un susurro.

-No he hecho nada, lo juro. Solo me han sacado de clase sin dar explicación- dijo mi hermano.

-Pues entonces no sé que es, porque yo tampoco la he liado- respondí.

Nuestra pequeña conversación terminó porque ya habíamos entrado al despacho. Estaba mucho más grande que la última vez que vine. Nos sentamos en unas sillas enfrente de la mesa, y nuestros profesores se colocaron detrás nuestra.

-Buenos días chicos- dijo el profesor. Sin embargo, no tenía el mismo tono de siempre. Parecía más serio y retraído .

-Buenos días profesor- respondió James- ¿Para qué nos ha llamado?- pregunté yo esta vez.

-Veréis...- dijo dudoso- Esta mañana nos ha llegado una noticia- dijo él.

-¿Qué noticia exactamente?- pregunté yo impacientemente.

-Ehhh. Nos ha llegado la noticia de que vuestros padres...-

-Nuestros padres, ¿qué?- dijo James.

-Ellos están...- dijo Dumbledore. Pero no pudo terminar porque yo le interrumpí.

-No es cierto- dije- No lo diga-.

-Lamentablemente sí- dijo él tristemente.

-¡No, me niego a creerlo!-grité- Ellos no están...muertos-dije con la voz entrecortada.

Me volví a sentar en la silla y podía sentir como mi hermano se había desplomado en su asiento. Los profesores estaban quietos, con la cabeza baja; no se habían atrevido a decir nada más. De mi cara salían pequeñas lágrimas las cuales intentaba retener para que nadie viese. Yo estaba recta y con la mirada impasible, entonces, sentí como James tomaba mi mano y la apretaba. Yo correspondí el gesto.

-De verdad lo sentimos demasiado- hizo una pausa- Hemos decidido...-

-¿Cómo murieron?- dijo de repente James. Había estado toda la conversación callado, y a pesar de sus intentos por sonar confiado, el miedo se podía notar con facilidad en su voz.

- En un accidente de coche muggle- dijo el director.

Nadie añadió nada; solo se escuchaba las respiraciones entrecortadas de mi hermano y mías.

La cámara de los merodeadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora