CAPÍTULO 9

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Hera estaba que no podía con su alma. Disparaba y pensaba a la vez cómo rescatar a Sabine.

Pero no pudimos hacer nada.

    Tocó regresar a la base con el alma en un hilo. Sato estaba preocupado, la situación de su amigo lo entristeció, también tenía que liderar la base, pensar en la captura de uno de sus miembros, más otros problemas que surgieron.
No tenía tiempo de deprimirse, eso me hizo admirar su determinación como líder. Ojalá algún día pueda ser como él, Kanan y Hera.





Dejando eso de lado, necesito hablar con Sonia. Me alejo mientras todos los demás están reunidos y no notan que me separé. En todo caso, ella debe saber dónde está.









Me encamino hasta ella, quien le daba mantenimiento a una nave, llamo su atención y nos apartamos lo suficiente como para no ser escuchados.

—¿Y bien? ¿Qué pasó? Escuché lo de Sabine. -es la primera en cuestionar.

—La secuestraron mientras teníamos la guardia baja. Encontramos al amigo de Sato muerto.

—Muerto... no puede ser, el general me dijo que no iba a lastimar a nadie.

—Algo más. -Saco la nota para mostrarla- También estaba esto.

—Bueno... al menos dejó en claro que no soy indispensable. Es la letra del general.

—Oh... pensé que era del tipo que se suicidó.

—¿Suicidio? Espera, espera. ¿No lo mataron?

—Mira, en lo poco que estuvimos ahí, no había huellas, ni siquiera las de él. Alguien, muy listo, fue.

—Pero claro... así ustedes estarían revisando el cadáver y Sabine estaría indefensa.

Afirmo con la cabeza.

—¿Dónde la llevó? -interrogo con exaspero.

—¿No le pusiste un rastreador?

—Así es, pero hay algo que bloqueó la señal en cierto punto. El salto al hiper-espacio.

—Entonces no tenemos ninguna pista. No la llevará a ninguna base, tampoco a ningún destructor imperial.

—¿Por qué no?

—Porque ahí no se puede divertir a gusto con Sa... -me observa, casi la mato.- perdón... él quiere dañar a Sabine mental y físicamente, por eso puedo prometerte que no le hará nada por ahora.

—No me tranquiliza, Sonia. No quiero que Sabine sufra. ¿Sabes lo difícil que es para mí no ir corriendo a decirles que lo sé todo? Que es tan... duro saber que fui partícipe de ello y que no hice nada para detenerlo.

—No seas impertinente, recuerda nuestro trato, si la hubieras salvado en el último momento entonces mi hermana pagaría. Tu Sabine estará bien, mi hermana no, solo es cuestión de tiempo, entonces... por favor, pensemos bien en lo que sigue. -Ya lo sé, sé que tiene razón, es que me está matando la angustia.

—Está, está bien. Esperaremos, pero tienes que darles una pista. ¿Dónde ha estado ese hombre? Un lugar donde viviera, un lugar secreto que nadie conozca.

—Realmente no sé de él. No hay mucha información dentro o fuera del imperio... de hecho me ha sido difícil hasta saber su nombre. Se llama Gurom.

—¿Sabes cómo acceder a la base de datos imperial?

—Sí, no es tan complicado cuando te obligan a aprender todas las contraseñas un mes entero.

—Eso es suficiente por ahora, cuando encontremos la forma de decirles sin revelar muchos detalles podremos encontrar su paradero.

—No es mala idea. Iré pensando en algo, tú planea cómo rescatarla.

—Hecho. -Esta conversación me hace sentir un poco más seguro. Puedo sentir que mi respiración se suaviza.

—Oye... sé que no debo meterme donde no me llaman, pero... estás muy enamorado de Sabine, ¿no?

—Eh... -puedo sentir mis mejillas arder un poco, esa pregunta me tomó por sorpresa.- Es cierto, no te importa.

—No te pongas a la defensiva, era una simple pregunta, pero debe ser incómodo porque me detestas y no debo hablar de cosas tan privadas, solo que... curiosidad. -Ja, habló tan rápido que pensé que se iba a desmayar en cualquier momento.

—Yo ehhh... no es asunto tuyo, pero sí.

—Me gustaría ayudarte a ganar puntos con ella, tal vez no soy la indicada, pero si ella siente lo mismo por ti y quedan juntos... podría sentirme mejor porque... por mi culpa están separados.

—La verdad no necesito tu ayuda para eso, puedo arreglármelas solo, pero... supongo que podrías compensar el lío en el que nos metiste.

—Por mí está bien. -Sonríe con ánimo, aunque no me agrada, su sonrisa me tranquiliza.

—Ahora tú responde algo. Si logramos liberar a tu hermana... ¿qué harás?

—Quiero llevarla a casa. Con mamá, con papá... ha pasado tanto tiempo desde que no los vimos y los extraño.

—Bueno, es lógico. ¿Después?

—"¿Después?"... Nunca lo pensé, hay mucho que quiero hacer. Yo no quiero estar en un solo lugar, no ahora que descubrí que el universo es tan grande. Tampoco seguiré en el imperio.

—¿Y en la rebelión? Podrías ser una buena espía, si te perdonan por traición, claro.

—Mucho menos. No quiero guerras en mi vida, y dudo que esta acabe pronto.

—No te juzgo. Lo he pensado una que otra vez también. ¿Y... con tu general?

—Hace tiempo que decidí eso. Le hizo tanto mal a mi familia...

—¿Qué es lo que harás?

Voy a romperle el cuello. Me haré más fuerte al punto de poder vencerlo, voy a entrenar cada segundo que pueda, creo que ya fui débil por mucho tiempo.

    Creo que nunca observé a los ojos a alguien con unas ansias tan enormes de venganza...
























Horas más tarde nos reunimos para crear un plan, el Fantasma no se quedaría con los brazos cruzados sin Sabine, no faltan muchos detalles para comenzar a armar todo, por suerte Sonia ya pensó en cómo acomodar las piezas sutilmente.











Estoy tan inquieto por Sabine de repente. Ojalá saber cómo está, comienzo a extrañar sus bromas con pintura.

Star Wars Rebels: La nueva historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora