Lizhy POV
El drama que están teniendo Tylor y Alice es el mismo que han tenido en repetidas ocasiones, es una maldita carencia de cordura y estabilidad que sinceramente desespera a cualquiera que esté alrededor de ellos.
—¿Qué ha pasado?—me cuestiona mi esposo mientras se coloca cómodo, la jornada de labores ha terminado, aunque no haya trabajado; estuvo con los niños y eso es mas que agotador
—Están discutiendo mucho—digo mordiendo mi labio
—Aun no se qué hacer para que la relación de ellos mejore
—Tú no tienes que hacer nada, ellos mismos tienen que salvarse. Si en verdad se aman harán lo que sea necesario para salvar la relación
—Pero me da dolor ver a mi hermana de esa manera—acaricia su cabello y suspira
—¿Tú la obligaste a estar con él?
—No
—Bien, no tienes porqué sentirte culpable, ya somos adultos y tenemos que asumir las consecuencias de nuestras decisiones
—Tienes razón
—Así que es mejor dejar que ellos solucionen sus propios problemas
—Aún así no voy a dejar de darle las posibles soluciones a ese par
—Pues tienes razón tú estás para apoyar a Tylor y yo para Alice
Nos damos un abrazo y un beso, luego de unos minutos decido salir y puedo lograr a escuchar lo que ellos hablan.
—Ya no aguanto más Alice, esto se convierte en un infierno, cada día que pasa me siento incapaz de seguir
Sinceramente me duele escuchar eso de aquel hombre, quien ha tenido que luchar por tanto y aún no logra superar sus miedos y traumas.
Decido hacer como que no he escuchado nada y me dirijo a la cocina solo para un propósito; sacar mi postre de tres leches que me trajo mi esposo hace minutos.
Ellos se quedan en silencio un buen rato y puedo observar que Tylor se encuentra llorando como niño pequeño en brazos de Alice. Es tan difícil comprender a dos personas cuando están enamoradas, así pueden estar causando heridas profundas; siempre quieren estar juntas, aunque las cosas empeoren cuando se unan.
—Estoy aquí contigo Ty...—le susurra y trato de apresurar mi paso para no estorbar en su conversación
Al llegar a mi habitación encuentro a mi esposo con su teléfono en mano texteando algo y en cuanto me ve lo hace a un lado.
—¿En dónde dices que lo compraste?—tomo asiento al lado de él mientras destapo el postre
Acaricia mi espalda y sonríe.
—En tu lugar favorito, ese en que te llevé por primera vez
Cierro mis ojos y saboreo el dulce de este.
—Oh por Dios, amo esto, tanto como te amo a ti—tomo su rostro y sonrío—¿Quieres?
Hace una mueca y niega
—No me gusta y lo sabes
Suelto una risa y asiento
—Gracias al cielo y somos opuestos
Mi esposo asiente y vuelve a tomar su teléfono en cuanto suena. Recuerdo que tiempo atrás estuve bastante paranoica con eso, sentía que me engañaba cada vez que tomaba aquel aparato.
—¿Qué haces?
—Me ha hablado una amiga de instituto, me la he encontrado de regreso a casa y hemos pasado a comer algo...