🌸 Epílogo 🌸

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6 años después

Una pequeña e hiperactiva niña se encontraba corriendo por el patio del templo saludando a sus hermanos y hermanas, los discípulos del clan SongXiao, los cuales se encontraban leyendo y estudiando sus respectivos pergaminos. Algunos practicaban con la espada, siempre con cuidado al tener a la revoltosa niña cerca.

- Jia Li – La voz de un hombre la llamó desde atrás con cariño.

La niña se acercó al de ropas blancas para abrazar sus piernas mientras le miraba con ojos de cachorrito.

- Papi, papi, papi – Le habló la niña – dijiste que hoy podríamos ir a jugar al claro. Tienes que cumplir tu promesa. Anda, anda, anda, anda...

La niña daba pequeños saltitos mientras hablaba. Xiao Xingchen le acarició el pelo con cariño y se agachó para estar a su altura.

- Claro que vamos a ir baobei – La niña chilló alegre – pero tienes que comportarte. Sabes que a Song Lan no le gusta que te comportes tan indisciplinadamente.

La niña hizo un puchero demostrando su descontento con las palabras de su padre, pero no duró mucho puesto que estaba emocionada por llegar al claro. Ambos avanzaron de la mano, despidiéndose de los discípulos que se encontraban en el camino. Salieron del templo y caminaron varios metros adentrándose en el bosque hasta llegar al claro que tanto le gustaba a la pequeña niña.

- Jia Li, ya lo sabes, no te alejes – Xiao Xingchen levantó su dedo índice para que la niña le prestara atención – Deja que te escuche. ¿Queda claro?

La niña hizo un sonido para mostrarle a su padre que había entendido sus palabras y comenzó a jugar por ahí, siempre sin alejarse mucho.

Xiao Xingchen suspiró suavemente y se sentó en el mismo tronco en el que se llevaba sentando desde la primera vez que llevó a Jia Li al claro. Puso sus manos sobre su regazo y se dedicó a escuchar a su hija, hasta que sintió algo posarse sobre estas. Sonrió levemente, agarró lo que se le fue ofrecido y le dio un mordisco a la roja manzana. Después, se la ofreció de vuelta a su dueño antes de que este agarrara su mano, entrelazando sus dedos con los de Xingchen.

- Esta vez te tardaste más en volver. Ya han pasado tres semanas desde la última vez – Xiao Xingchen habló, aunque en realidad no estaba echando en nada en cara. La verdad es que solo lo decía porque le había extrañado bastante.

- Es lo que tiene ir de un lado a otro, nunca sabes cuanto tiempo ha pasado – Xue Yang sonrió mientras se llevaba la mano del mayor a los labios para plantarle un beso.

Xiao Xingchen había extrañado esa cercanía, hacía años que había aceptado su amor por Xue Yang y ya no le importaba mostrarlo. Song Lan no sabía que se veía con él en el claro, ni algunas noches en la biblioteca donde a la mañana siguiente el mismo Song Lan le daría clase a sus alumnos. A veces tenía la sensación de que lo sospechaba, pero si es así, nunca dijo nada. Zichen sabía que no debía luchar por el amor de Xingchen, por más que lo intentara, su corazón siempre pertenecería a Xue Yang y su hija se lo recordaba cada día.

No sabía como lucía su hija, lo cual le entristecía. Cuando le preguntaba a Song Lan, este respondía con cosas obvias como ''cabello largo y negro, ojos castaños, piel blanca...''. Él no quería esos detalles. Por suerte su sobrino Wei Wuxian supo a que se refería y le confirmó que su hija tiene la misma sonrisa que Xue Yang, y no sólo él, Lan Wangji también lo confirmó con su ''Mmm''. Quizás por eso Song Lan no está del mejor humor cuando su hija se encuentra muy alegre, por esa sonrisa. Aunque Song Lan nunca la trató mal, si que era muy estricto y trataba de disciplinarla, pero de hecho la quería como su hija.

La identidad del padre de Jia Li seguía siendo un secreto para el mundo, sólo conocían la verdad Song Lan, Wei Wuxian, Lan Wangji y Jin Guangyao. Este último fue sin querer, un día interceptó a Xiao Xingchen y le dijo que podría engañar a cualquiera menos a él. Jin Guangyao fue amigo de Xue Yang mientras este era discípulo del clan Jin, lo conocía demasiado bien y sin duda se sorprendió cuando con el pasar de los años, la hija de Xiao Xingchen se volvía la viva imagen de su amigo. Aunque no estaba tan mal, solía traerle regalos a la pequeña Jia Li y era un buen tío. Incluso había querido regalarle un perrito, pero Song Lan se negó en rotundo.

Xue Yang se levantó del tronco en donde estaba sentado y miró a su hija.

- Jia Li – Llamó a su hija, la cual estaba tan ocupada en jugar que no se había dado cuenta de la llegada de su padre. La emoción llenó el rostro de la pequeña y se acercó corriendo al de negro, quien la agarró y la elevó por los aires antes de volver a dejarla en el suelo.

- Papi papi – La niña le hablaba jalando de su ropa, Xue Yang siempre tenía que tener cuidado puesto que llevaba la espada escondida – Tardaste en volver, papi Xiao y yo te extrañamos.

La niña habló con un puchero a lo que Xue Yang no supo como reaccionar. Llevaba seis años siendo padre, pero todavía no sabía como convivir con niños. Xiao Xingchen siempre le decía como debía tratar con Jia Li, pero la niña era tan parecida a él que lo confundía. Así que su reacción fue apretarle las mejillas.

Xiao Xingchen aprovechó para recordar aquella noche en la que concibieron a su hija. Después de llegar al orgasmo, estuvieron besándose y dándose caricias por un buen rato antes de que Xue Yang le confesara que, antes de partir hacia la ciudad de Tanzhou, había escuchado a Jin Guangshan hablar en secreto. Este decía que Xue Yang no se podía quedar mucho tiempo en el clan Jin, si lo había aceptado fue para que le hiciera unos trabajos, pero que en cuanto acabara con el tema en la ciudad de Tanzhou se lo llevaría a Nie Mingjue para ser decapitado. Xiao Xingchen quedó horrorizado al escuchar esto y se negó a soltarle, tenía claro que quería estar con el menor, no podía dejar que se lo llevaran. Así que ambos crearon un plan, una vez hubieran resuelto lo de la damisela de flores, Xue Yang desaparecería y Xingchen les diría al clan Jin que Xue Yang había muerto. Obviamente no tenían planeado el hecho de que Xue Yang fuera atravesado por una planta, pero al menos eso dejó manchas de sangre y los del clan Jin creyeron la historia.

No volvió a ver a Xue Yang hasta que su hija cumplió un mes de nacida, pero no se sintió mal en ningún momento porque siempre supo que volvería. El menor no pudo creer que había sido padre, no había escuchado noticias al respecto sobre el embarazo de Xiao Xingchen. Simplemente fue a ver a su amado después de tanto tiempo y se encontró a un bebé lloriqueando. Definitivamente no era algo que esperaba, pero tampoco le desagradó. Al fin y al cabo, Jia Li es la muestra de amor entre Xue Yang y Xiao Xingchen.

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𝕯𝖚𝖑𝖈𝖊 𝖉𝖊𝖘𝖙𝖎𝖓𝖔 │Xue Yang x Xiao Xingchen│𝕸𝖔 𝕯𝖆𝖔 𝖅𝖚 𝕾𝖍𝖎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora