Capítulo 1
He estado acorralado durante mucho tiempo, el frío del suelo recorre las moléculas de mis músculos adormeciéndolos, haciéndome más lento mucho más vulnerable a aquello que tanto le temo, es increíble pero prefiero encontrarme encerrado aquí que deambular por los pasillos con los extraños y perturbadores policías que hacen quien sabe que con los presos de las otras celdas, es inevitable no percibir los gritos desgarrados de personas siendo mutiladas de maneras perversas e incultas, ya que las noches son demasiado silenciosas, la duda se nos impregna como sahumerio nuevo, pero todos aquí somos extrañamente conscientes de que una vez vienen a por ti jamás volverás a pisar tu celda, mucho menos volver a estar libre en la sociedad.
Claro somos privados de nuestra libertad por cometer actos delinquidos, el mío fue robo a mano armada, nadie salió herido, me dieron cuatro años y este es mi segundo año aquí, aun no comprendo porque sigo con vida, pero se dar las correctas gracias por eso. Quizás ninguno merece salir de vuelta, o quizás sí, cada situación es bastante diferente, aun así, no seríamos escuchados por haber estado presos.
Hoy es martes 12 de junio, ayer por la noche se llevaron a Jimmy, pobre de él, gritaba como cantante de Hardcore, tal vez le habría ido bien como vocalista de alguna banda, mal por el al descubrir su talento mientras moría. Jamás volveremos a verlo. No nos dejan salir, desde el año anterior que cambiaron de alcaide de la prisión, nos traen comida y agua, cuando recuerdan que estamos aquí, hay días que ni siquiera nos alimentan, como si por momentos no existiéramos para ellos. Los presos que quisieron escapar por una revuelta con el argumento de que ignoraban sus derechos como seres humanos fueron sacados de sus celdas y los colocaron en fila y masacrándolos de manera indecorosa, el suelo postrado inamovible decora con la sangre y sesos de ellos desde entonces, la prisión luce demasiado descuidada, casi no existe la iluminación, las paredes están quebradizas y sucias, cubiertas de mugre, las cucarachas, escarabajos y extrañamente las ratas pasean como día de compras en busca de comida en descomposición, o personas en ciertos casos... Algunos mueren por enfermedad, por infecciones, por falta de agua, somos tratados como animales, y obligados a escuchar los temblorosos cuerpos siendo carcomidos y desgarrados por las manos del hombre vestido de negro al que allí fuera llaman policías, pero aquí dentro se podría decir que otra entidad domina sus cerebros obligándolos a trabajar bajo un régimen de conducta poco ortodoxa haciendo las instalaciones un lugar del que nadie quiera hablar.
Me encuentro vestido con pantalón desgastado de tela con una camisa que permite la entrada directa del aire friolento hacia mi abolido cuerpo de preso, podría decirse que hay noches en las que todo parece normal pero increíblemente siempre se halla un detalle extraño en el ambiente que nos permite divisar que no existe la verdadera normalidad de conducta en las personas del interior haciéndonos temer hasta la extrañez de las afueras de las instalaciones, temiendo a que pueda llegarnos a atrapar allí afuera en nuestra prematura salida, si es que existe y se nos permitiese, difícilmente eso ocurriría, pero la esperanza de la que tanto se habla, aun lo la he de perder, no la he perdido y creo que no la perderé, me mantendré en pie aunque mis pensamientos y pesadillas me carcoman la cabeza, siendo la locura un camino fácil de alcanzar, pero una vez salga de aquí, desmantelare los planes de estos seres.
Ya comienza a anochecer puedo ver el sol ocultándose de nosotros por la diminuta ventanilla abarrotada de mi pequeña celda, el aire que proviene de fuera no huele bien, la podredumbre de los muertos que son masacrados debe ser arrojados afuera para abonar los alrededores de la instalación de sangre y órganos. Michael el que se encuentra en la celda número 5 a mi izquierda generalmente duerme todo el día, no es de hablar mucho tiene aproximadamente 40 años, pero cuando comienza a hacerlo parece que su pequeña cabeza carbura más rápido de lo normal, haciéndolo más inteligente y susceptible a la realidad que se apodera de nuestra libertad, a veces consigo hablar con él por un pequeño agujero que se encuentra en el suelo cuando los policías no deambulan cerca, hacia mi derecha en la celda número 7 se encuentra Jonatan, es un poco más dado para la charla ya que es un chico de 22 años, no me creerían si les dijera porque se encuentra en este lugar, así de macabro es el asunto, si... pero que es aún más macabro que este mismo lugar, apoderado del ambiente oscuro que peregrina dominante ante las noches frías como en las de calor insaciables. Hay mucho de lo que puedo escribir durante día y noche, de lo que puedo escribir incansablemente, debo de ocultar el diario cuando percibo extrañas sensaciones en el aire o ruidos que me hagan desconectar temporalmente de mi rutina normal de cárcel, nunca se sabe que pueda llegar a suceder, por eso el percatarse del lugar que nos rodea y tratar de analizarlo todo lo que se pueda, ya que mientras más sepamos de la instalación de Pensilvania, es probable que tengamos más posibilidades de escapar, por más difícil que sea.
YOU ARE READING
Celda Número 6
HorrorEn una cárcel demoníaca, los prisioneros son asesinados y arrojados a las afueras de la misma, mientras otros son usados de alimentos para una mujer que es capaz de devorarse a todos allí dentro. Entre los policías perversos y extraños y la extraña...