Mentiras

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La circulación de su sangre se detuvo sus manos comenzó a sentirlas frías A Pesar de que la habitación de Namjoon estaba cálida aunque no con calor de más.

Contrario a lo que pensaba Jungkook si reaccionó cuando lo vio, su sonrisa altanera bajo un poco y abrió los ojos y se sorprendió de verlo allí, él también lo estaba. El recuerdo de la primera noche que conoció a Namjoon llegó, de cómo llegó a ese café-bar por que su esposo no le presta atención incluso llegó a decirle su nombre ¿como iba a imaginar que su Jungkook era el mismo de Namjoon? Aquella situación parecía inverosímil, en un comienzo no le tomó importancia pues Seúl era una ciudad grande habría más personas que podían llamarse Jungkook, al parecer no. Chasqueo la lengua mirando al suelo no soportando la mirada de aquel hombre, Jungkook en cambio se concentró en el gesto serio de Namjoon, quien por suerte no se dio cuenta de sus miradas.

-Vaya que sorpresa ¿que amerita que el ocupado Jungkook bendiga mi habitación con su presencia? -dijo entre el sarcasmo y el enojo.

-No seas tonto, sabes que siempre vengo cuando regreso.

-Cuando te acuerdas que existo.

Jungkook chasqueo la lengua y sacó detrás de su espalda un ramo pequeño de claveles azules con una caja pequeña y dorada que seguramente contenía chocolate. Sintió su sangre hervir al recordar todas las mentiras "no me llevo bien con mi esposo, me trata fatal" se sentía un imbécil por caer en una mentira tan patética, pero en su defensa estaba enamorado. Volvió a mirar a Namjoon quien como lo supuso miró el ramo con añoranza y una sonrisa olvidando su enojo, Jin no podía creer que en su momento llegó a odiar una persona sin rostro y resultando en un chico joven que hacía patos de nieve.

- ¡Qué lindas! -chilló tomando las flores y luego señaló a Jungkook con un gesto serio-. Ni creas que por esto ya no estaré enojado, sigues siendo un idiota.

-Lo tendré en cuenta -miró con desinterés sobre su hombro a su dirección-. ¿Y quién es?

Sintió un tic profundo en su ojo mientras trataba de reprimir una queja, no podía mostrar su enojo ante Namjoon y arriesgarse a perder su trabajo, era un poco irónico que Jungkook fue quien arruinara su vida laboral por venganza mientras que su esposo Namjoon haya sido quien lo contratará.

-Oh él es Kim Seokjin, hace de guardia cuando Taehyung está en sus días de descanso. Ya te había contado de él.

-No me comentaste que buscarías ayuda para Taehyung y fue hace mucho, no pensé que realmente contratarías. Seokjin ven a mi oficina un momento.

Apretó los labios viendo al castaño con el pelo rizado de mala manera, estaba en una situación demasiado apretada donde no tenía mucho espacio para moverse. Pero por suerte pronto la voz de Namjoon interrumpió y parecía bastante enojado.

- ¿Y eso para que? Seokjin trabaja para mí, su contrato me pertenece ni creas que estará bajo tu control.

Por una vez desde que llegó a ese lugar agradeció la actitud posesiva e infantil del chico, no quería estar encerrado con Jungkook en una habitación, menos con esas ganas tan intensas que le quemaban las manos de querer estrangular al hombre. Jungkook se acercó con una sonrisa juguetona y tomó uno de los mechones teñidos de Namjoon acariciándolo con suavidad.

-Solo quiero conocer a la persona que vas cuidar de mi tesorito ¿Puedo?

Se sorprendió de lo doble cara que podría ser una persona, de cómo cuando estaba con el Jungkook siempre le hablaba de lo harto del matrimonio que estaba y que quería el divorcio, pero en casa era un esposo ausente que consentía a su esposo con flores y apodos cursis. Todas las mentiras atacaron en viejas heridas que pensaban que la rabia había sanado, o quizás nunca se curaron siempre estuvieron allí aunque no sangraban y ahora le ardía al ser presionadas.

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