Primera parte.

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Volvíamos a mudarnos, todo el tiempo era lo mismo, desde que cumplí los seis, comenzamos a hacerlo, y jamás me dieron alguna explicación de por que nos íbamos así, sin más. Cuando cumplí los 13 comenzaba a preguntarme de donde sacarían tanta plata para comprar la casa nueva a donde nos mudábamos, y al cumplir los 15 dejo de importarme, pero las dudas volvieron, aunque fueran distintas. ¿Que sería de lo que queda de mi adolescencia? ¿En donde terminare la secundaria? ¿Tendre amigos que me duren muchos años? claro, como tener las respuestas a esas preguntas si todo vinculo que generaba se cortaba al mudarme, una.. y otra, y otra vez. Así que decidí dejar de encariñarme con la gente, ya que no volvería a verla. Era algo simple, tampoco mucho se me acercaban las personas. Esta vez nos toco un pueblito llamado Schiffells Que es prácticamente invierno todo el año ahí, nunca había comenzado a mitad de semestre las clases.. Sin embargo a mis padres no les importó en absoluto mi opinión. El viaje en auto fue mas largo de todos, diría yo.

Habíamos llegado a la casa, podría decir que es la mas hermosa de todas las otras en las que estuve viviendo. Pero el clima en el pueblo no era el mas hermoso, el cielo tenia un celeste oscuro mezclado con nubes negras que anunciaban tormentas, el viento pegaba con mas fuerza de la que tienen los boxeadores, y hacía alborotar espantosamente mi cabello, que llevaba suelto (por desgracia). Iba de jeans claros, y una sudadera, tome mi pulover al segundo de sentir el frío en mi piel desnuda. Caminaba con pasos inseguros hasta la puerta pisando las rocas del suelo como hacen los niños pequeños cuando juegan. El caminito era corto con césped a sus costados, pensé en que alguien tendría que cortarlo, o se habían olvidado o nadie utilizo esa casa en un largo tiempo, hasta nosotros. La puerta estaba abierta, porque mis padres entraban y salían con los bolsos, y cajas. Si tuviera que describir la inmensa casa, lo haría así :

Al entrar el piso es de madera, a la derecha hay ventanas rectangulares, en un espacio rectangular, y atrás de todo separado por una mesada, esta la cocina, también con grandes ventanas de tras, a la izquierda tiene un gran espacio con una chimenea, que supongo que sera usado para los muebles del sofá, una pequeña mesa ratona, o el televisor. Y luego las escaleras, son como 15 escalones. Es un pasillo largo con 5 puertas, dos de cada costado y una al final del pasillo, enfrentado a este.

-Alice, cariño, ha llegado el camión con los muebles, ve agarrar tus cosas y escoje una habitación arriba. -mi madre, gritandome como si yo no hubiera escuchado-

Bajaba las escaleras en con mucha prisa, quería agarrar mis pertenencias, acomodar mi cuarto y no salir de ahí.

Recuerdo la primera vez que me mude, estaba ansiosa por la casa nueva, por como seria, y por mi nuevo cuarto, ahora llegue a detestarlo, acomodar todo, para que en un año o menos tenga que volver hacerlo.

Ya estaba todo listo, mi padre me había ayudado a subir la cama, los cuadros, armario, espejo, mueble, y yo subí todo lo demás de peso ligero. Había tomado la segunda habitación del lado derecho, que es la que estaba mas cerca del baño. Mi habitación era un cuadrado bastante grande, frente de la puerta en vez de tener una pared era todo ventana, jamás había tenido una así, lo que me resulto bastante lindo.

Martes 6AM. Como viajamos durante toda la madrugada, mamá tuvo la rara idea de pensar en mi y no mandarme a la escuela tan cansada. Pero hoy era martes y hoy debía ir.

Mis padres me habian que no era un instituto privado, así que no debería llevar uniforme, eso era bastante bueno, detestaba llevar un uniforme.

Me puse jeans, zapatillas negras, una sudadera negra, y arriba un swetter de lana, agarré la bufanda, mochila y salí afuera.

Definitivamente me había puesto lo correcto, hacia tanto frío que no sentía los pulgares, resultaría extraño un primer día a mitad del año, sin saber que libros debía llevar. Por lo menos puse cartuchera con cuadernos en espiral. De algo debía servir, las cuadras estaban bastantes desoladas, no había un alma caminando por ahí, y todo estaba oscuro como si fuese de noche. Por surte solo eran 3 cuadras las que debía caminar.

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