50| Involucrando a otros

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Abby reviso los expedientes en sus manos, Beca simplemente señaló con la cabeza cada una de las hojas que había logrado traer consigo de la casa de Vlad y señaló algunos en particular que ya había leído y había marcado con algunos destacadores. La mujer mayor asintió lentamente mientras miraba los papeles.

– Efectivamente, es mucho más de lo que esperaba – Coincidió la forense – pero no tengo duda alguna: el propósito de la Delicius era ser un veneno.

– Sin embargo, venenos hay muchos.

– ¿Y si no fuera un veneno cualquiera? – Abby miró a Beca con interés – Tal vez era un veneno con algún efecto secundario como tal vez...

– Modificar el cuerpo.

– Sí, también lo pensé tras ver estas notas. En teoría, se puede modificar los músculos de las personas tras la muerte para así poder cambiar la hora de muerte. La temperatura corporal es una de las formas en que esto se debe lograr, sin embargo, a menudo eso puede llevar tiempo. Si alguien está apurado...

– Entiendo – Asintió Beca mientras miraba los documentos – Pero los cuerpos de las víctimas, aquellos que se han sometido a la droga no parecen modificados en su adn.

– Eso es porque los efectos causan diferentes cambios en ellos – Explicó la mujer con calma – Debido a esto no podíamos ser conscientes de cuál podría ser el propósito, sin embargo, me parece curioso como un veneno termino convirtiéndose en una droga poderosa.

– Es ahí en donde tenemos que encontrar el problema – Ella asintió mientras señalaba los documentos – Tampoco sabemos cómo es la sustancia. La hemos visto ingerida, pero no su forma física: una píldora, un dulce, un polvo.

– Bueno, Vlad está bajo custodia con sus compañeros así que tenemos ya una forma de saberlo.

– Octavia no va a permitir que mantenga la boca cerrada – Abby asintió.

Echó un vistazo hacia las puertas del ascensor que tras abrirse su hija salió de ahí con una cara de pocos amigos. Su brazo izquierdo, el dominante, se encontraba atado por un cabestrillo y aunque había algunos indicios de raspones y manchas negras en su rostro, así como parte de su ropa quemada en algunas puntas, la muchacha no parecía preocupada en lo más mínimo por su apariencia. A su lado, Byrne sonreía con malicia mientras la chica no dejaba de lanzarle miradas mordaces de vez en cuando. Un aroma intensó a cenizas inundo el piso causando que varios agentes la miraran.

– ¿No tienen algo mejor que hacer? – Ella preguntó alzando la ceja, no había malicia en su voz, pero sin duda parecía molesta por la repentina atención.

– ¿Qué crees que haya pasado? – Beca murmuró.

– Viniendo de ella cualquier cosa es posible – Ella murmuró mientras se acercaba hacia la muchacha que acababa de entrar – Hey, me he estado preguntando donde has estado en todo el día. Estamos atorados hasta el cuello con diferentes misiones y con grandes descubrimientos – Ella sacudió los documentos en sus manos – Espero que tengas una buena excusa para dejarnos tirados. Hola Byrne.

– Hola Abby. créeme cuando te digo que lo que acabamos de pasar va más allá de un simple proxeneta.

Abby frunció el ceño con diversión – Hay muchos proxenetas en el mundo, alguno tiene que caer en nuestras manos.

– Oh ya lo creo, pero ese trabajo también es de la policía.

– Pensé que era dar multas a los autos mal estacionados.

– Esa es la parte aburrida del trabajo – Se encogió de hombros. Coloco una mano en el hombro de la muchacha a su lado, quien se quejo alejando su hombro del toque y luego señaló la oficina de Kane con la cabeza antes de voltear a su madre – Lo siento...

Oscura PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora