𝟤𝟦🌊𝐿𝓊𝓃𝒶 𝓇𝑜𝒿𝒶.

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Cuando se referían al otro mundo, esperaba que fuera otro domo como este dentro del océano, sin embargo, me sacaron completamente del océano. Primero, nadamos por mucho tiempo, hasta que nuevamente me llevaron a una cueva en el mar, en donde, poco a poco el agua iba desapareciendo. Nos introducimos ahí, y aparecimos en una isla. Se notaba al sentir el calor del sol, al sentir la arena caliente en mis pies y al observar las palmas y la vegetación.

Era una isla desierta, o eso creí yo, hasta que comenzamos a caminar. Mientras lo hacíamos, Marina comenzó a explicarme que ese portal que pasamos, era muy viejo y era para ahorrar camino, por así decirlo, casi siempre lo usaba la familia real, pero yo que apenas estaba introduciéndome a todo esto, tuve que usarlo, porque no resistiría recorrer tanto.

Y sí, Marina volvió con nosotros. Después de los besos que nos dimos Bruno y yo, y yo le pregunté aquello a Eloy, está apareció, felicitando a Bruno para que después Eloy le pidiera mi ayuda con la pregunta, pero ella decidió traerme. Algo que a nadie le gustó, aunque gracias a mi insistencia, estábamos aquí. Al parecer, Marina era la única que había estado aquí, ya que esta nos estaba guiando mientras todos la seguíamos.

La verdad, es que era una isla desierta sin nada interesante, y aun no mirábamos a nadie, entonces le pegunté a Marina donde estaban las personas y también pregunte si este lugar era libre gente, y ahí me contesto el pelinegro que todos estaban escondidos en las palmas y árboles, y que la isla estaba en el área del triángulo de las bermudas, y que era imposible localizarlo.

Nos enseñó localizar cual era un árbol o palma habitada y cual no, en base, porque los habitados tenían escritos en un idioma extraño, que, al parecer, era el suyo. También las piedras tenían aquellos escritos, pero Marina aclaró que eran leyendas que dejaban allá afuera y que inclusive en las casas de las gentes de aquí, había unas también.

—Ahora, vamos a ir a un lugar especial —mencionó Marina, deteniéndose frente a un enorme árbol, y yo sonreí al instante, al percatarme de las letras escondidas en la corteza del árbol.

Por fin vería a alguien aquí.

—¿A dónde? —cuestionó confundido Eloy, perdido en la conversación.

Entonces, Marina volteó a vernos y nos sonrió, colocando su mano en las letras escritas y cerrando los ojos, susurrando unas palabras hasta que poco a poco, el árbol comenzó a partirse a la mitad dejando una entrada subterránea en el centro de él, ella volteó a vernos y nos sonrió mientras todos nos manteníamos impactados, sin creer lo que estaba frente a nosotros.

—¿Qué es esto? —cuestionó Bruno sorprendido, tomando la delantera y Marina le sonrió, haciéndome sentir un poco molesta de sus miradas.

—Averígualo —contestó ella, y ambos se sonrieron, haciéndome sentir más molesta, pero al sentir la mano de Eloy en mi hombro, volteé viendo como este me miraba de forma burlona, alzando una ceja y yo me volteé en frente, molesta, pero Bruno ya no estaba—. Vamos —pidió Marina y obedecí al instante, esperando encontrar a Bruno.

Y cuando me introduje al lugar, frente a mí apareció Bruno que observaba el lugar, le tomé la mano y este enlazo nuestros dedos mientras una mujer con orejas puntiagudas y cabello rojo fuerte nos sonrió, ofreciéndonos sentarnos con tres niños pelirrojos y un señor, todos eran iguales, inclusive, se miraba que era una familia grande de altura, porque los muebles era un tanto altos, y la mujer parada frente a nosotros, era tan alta, que nosotros le llegábamos a la cintura, haciéndome sentir incómoda.

—Ustedes deben ser los amigos secretos de Marina —mencionó Bruno y la mujer asintió, comenzando a alejarse de nosotros para seguir atendiendo a su familia, entonces, Bruno dirigió su vista a mí y me sonrió, dándome un beso en la mejilla con dulzura—. No te preocupes, ellos no te juzgaran.

2 | 𝐸𝓃 𝑒𝓁 𝒶𝒷𝒾𝓈𝓂𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝑜𝒸é𝒶𝓃𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora