》but beautiful《

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Recordaba perfectamente el día en que se reencontraron en aquel río.

En estos momentos estaba sentado en la orilla, esperando al apuesto alfa mientras dejaba que el viento le desordenara sus castañas hebras.

Llevaba una chaqueta de mezclilla encima de un polo negro simple, un pantalón de cuero negro apretado y unas botas militares a conjunto. Se había aplicado un leve maquillaje (algo que no suele hacer) y llevaba una infinidad de piercings en las orejas. Tenía una pequeña obsesión con los aretes.

Su aspecto era algo estrambótico para lo que estaba acostumbrado. Le gustaba vestirse bien, pero había algo en ese outfit que buscaba destacar y por un segundo creyó que era demasiado. Pensó en mandarlo todo al demonio, en decirle a Seonghwa que se había cruzado un inconveniente y que no podría llegar. Aunque sus planes de escape se vieron frustrados cuando un profundo aroma a muña hizo acto de presencia.

La muña era una hierba que generalmente se bebe como infusión o es usada por sus propiedades medicinales. Amaba cuando su padre omega se lo preparaba, cabe decir que tanto su aroma y sabor eran exquisitos, su favorito entre todas las infusiones que ha probado. Tal vez por eso encontró tan increíble que su destinado porte la muña como su olor natural.

—Llevas con esa cara un buen rato—Habló por fin el joven alfa—Tienes una sonrisa  muy linda—Rió levemente.

Hongjoong se sonrojó por aquel cumplido, se había quedado tan inmerso que le había ignorado. Una vez más quiso escapar, pero no lo haría. Ya lo hizo una vez y no deseaba repetir ese incidente.

Seonghwa se sentó a su lado, mirando en dirección al río. Este llevaba un sweater oversized a rayas blanco y negro, unos jeans rasgados negros y unas botas del mismo color.

A los ojos de Hongjoong, quien sólo le había vistos dos veces (La primera vez estaba todo empapadito de polvo y sangre, y la segunda, postrado en una camilla con las típicas túnicas de hospital), se veía tan guapo que casi se le cae la baba.

Se llevó una mano a la mejilla y se dio pequeñas palmaditas para espabilar.

—Hola, tu también eres lindo—A cada sílaba el volúmen de su voz iba disminuyendo. Sintió vergüenza por milésima vez.

—Es un lugar muy bonito, ¿Cómo lo descubriste?—El omega agradeció infinitamente que el alfa pelinegro haya ignorado su lamentable comentario.

—Mi padre me lo mostró.

En el momento en que empezaron a conversar, toda incomodidad o bochorno se fue desvaneciendo hasta desaparecer por completo. Hablaron de todo tipo de cosas, las palabras fluían sin encontrar un límite de aburrimiento o cansancio.

—Realmente pensé que no te volvería a ver o que jamás sabría quién eras—Seonghwa confesó mientras sostenía el rostro del omega con su mano, acariciando cuidadosamente su mejilla—Hongjoong es un hermoso nombre y agradezco infinitamente que seas tú quien La Diosa Ancestral haya destinado para mí.

El omega se apoyó en él, disfrutando de las suaves caricias.

—Yo también estoy feliz de que La Diosa haya puesto a alguien como tú para acompañar mi solitario camino—Dijo esta vez colocando su propia mano sobre la contraria. Llevaban hablando en ese lugar durante tantas horas que ya se había puesto de noche. El cielo estrellado estaba más bello que nunca, alumbrando a la flamante parejita que se recostaba en el césped.

• d i f f e r e n t • [khj & psh]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora