Matt me quería. Yo le quería. Cuando él estaba mal yo era la que le hacía reír. Cuando yo estaba mal él se encargaba de animarme.
Nunca nos separábamos. Cada uno formaba parte del otro.
Recuerdo la vez en la que se fue de viaje familiar durante una semana y nos separamos. Fue como si algo en mi interior se rompiese de golpe.
Puede sonar estúpido. Pero es la verdad. Debía estar junto a él. Matt me complementaba. Me hacía mejor.
Y sucedió que me enamoré de mi mejor amigo. Eso que dicen de que los mejores amigos no pueden acabar juntos es mentira.
Cuando se enteró de lo que sentía por él sentí que me moría. Tantos años junto a él y me había empezado a gustar ahora.
La verdad es que fui yo misma la que se lo dije porque ya tenía la costumbre de contarle todo.
Lo peor llegó después. A Matt le gustaba mi mejor amiga. Algo en mi interior se derrumbó y nunca más se levantó.
