Capítulo 6: Decisiones

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El debate de aquel día se terminó convirtiendo en una acalorada discusión entre Shane y Rick. Los dos oficiales se negaban en rotundo a dar su brazo a torcer en lo que se refería al destino al que se debía dirigir el grupo de supervivientes ahora que la cantera no era segura. Mientras el primero insistía en que en Fort Benning tendrían la protección que necesitaban, el segundo se negaba a recorrer 200 Km a través de tierras desconocidas y muy probablemente hostiles.

El instinto de Rick le seguía diciendo que debían dirigirse al CCE, donde además de tener refugio y protección dada la importancia del complejo, muy seguramente estarían trabajando en una cura que pusiera fin a aquella interminable pesadilla.

Para la mañana siguiente, la discusión entre ambos hombres continuaba impregnando todo el campamento con una insoportable tensión que hizo que Daryl perdiera la poca paciencia que le quedaba. Perderse durante algunas horas por un bosque que ahora podía estar plagado de caminantes era infinitamente mejor que seguir escuchándoles y además podría aprovechar para poder cazar algo. Lamentablemente, el ciervo que había conseguido atrapar había sido pasto de un grupo de caminantes la noche del asedio y ya poco se podía aprovechar de él.

Cuando regresó era casi mediodía por lo que tenía tiempo suficiente para preparar para la comida el par de conejos y las tres ardillas que había conseguido atrapar. En el campamento reinaba un silencio casi sepulcral y Daryl exhaló un suspiro de alivio. Eso significaba que la discusión estaba zanjada y que ya no tendría que escuchar más a Rick y Shane tratando de hablar uno por encima del otro.

Tardó varios segundos en darse cuenta de que ninguno de los dos se encontraba en el lugar. Y no sólo eso. De la zona designada como aparcamiento faltaban al menos tres vehículos.

–Se han ido –Daryl se giró y vio a T-Dog. –Los Jefferson, Marcy, el Sr. Dolan y varias familias más. Los Morales también. Han dicho que tienen familia en Birmingham y que es a dónde quieren ir.

–¿Quiénes quedan?

–No muchos. Rick y su familia, Shane, Andrea, Jacqui, Glenn, Carol y Sophia, Dale, tú y yo.

–¿Y ya se han decido en a dónde ir?

El tipo se rió con ganas –Que más quisiera. Parece que esos dos prefieren llegar a las manos antes que ceder ante la idea del otro. Jamás los había visto así.

–Pues estamos apañados –murmuró Daryl –Eh ¿sabes a dónde han ido?

–A echar un vistazo por la parte oeste del bosque, para comprobar que sigue limpia. Creo que Dale se ha ido con ellos. –Le respondió T-Dog alejándose para seguir con su ronda de vigilancia por la zona este del campamento.

–Apuesto la moto a que todos se han ido hartos de ver como esos dos quieren marcar su territorio como dos perros callejeros. –pensó Daryl continuando su camino.

A escasos veinte metros, en un extremo del campamento, divisó a Carol y su malestar pareció disiparse por completo. La mujer se encontraba arrodillada en el suelo, tratando como buenamente podía de consolar a una destrozada Andrea. La mujer tenía la mirada llorosa y perdida en algún punto indeterminado en la lejanía y parecía que aquello que Carol la estuviese diciendo no surtía efecto.

Su sonrisa se desvaneció al no poder evitar acordarse de aquella noche. Habían perdido tanto en tan poco tiempo. Se estremeció con tan sólo imaginar que él mismo podría haber estado en el lugar de Andrea si a Carol le hubiese pasado algo. Y si hubiera llegado unos minutos más tarde al lago y no hubiese podido salvar a Sophia... No estaba seguro de que Carol hubiera podido soportarlo.

Cuando la mujer se incorporó dejando a solas a Andrea con su dolor, Daryl decidió seguirla hasta la caravana de Dale dejando las piezas que había cazado junto a la hoguera más próxima.

Este camino que recorremos juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora