Fly to my room

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A mi socia B., quien algún día se hará cuenta aquí y que sabe que esto es para ella.






Quiero irme, pero no hay manera. La habitación lo es todo, ok, entonces, tan sólo convirtamos este lugar en nuestro propio mundo.









Kim Taehyung vivió para contarlo. Literalmente. No era una forma de decir, de exagerar vivencias. Salió huyendo de la muerte, o quizá esta le dio la ventaja de que lo hiciera, y despertó en el hospital con más dolor que sentido de orientación, pero, lo importante, vivo. Aunque tampoco podía ser descorazonado al presumir de ello cuando hubo víctimas fatales del accidente de avión, lo que supo la primera vez que estuvo consciente y exigió respuestas.

La habitación era pequeña, de paredes claras y ventanales que con sus cortinas beige proyectaban una luz amigable para sus ojos legañosos. Debido a la gran cantidad de heridos tuvo que compartir habitación, por lo que se interponía entre él y la otra cama del cuarto una mesa de noche alta, y a su derecha el suero y algunos artefactos médicos de los que no supo función hasta que lo desconectaron porque estaba estable.

Sin embargo, su cuerpo le exigía descanso y durmió tanto que, al despertar nuevamente, estuvo desorientado. Y, sin otra cosa que hacer, observó al muchacho —también sobreviviente— junto a él que se arrancaba la intravenosa, toqueteaba los aparatos médicos que causaban un alboroto al activar una alarma.

Supo que ese bullicio lo arrebató de su plácido descanso.

—¿Ocurre algo? —Preguntó, y la voz le raspó los oídos por lo seca que se escuchó y lo mucho que le dolió pronunciar—, ¿te sientes bien?

—Del asco, pero quiero mear.

Como no tenía respuesta para eso, continuó viéndolo hasta que el muchacho, una vez libre, corrió al baño. Volvió minutos después —largos minutos después—, decidido, como si fuese a salir. Cojeaba un poco, su pierna izquierda parecía incapaz de responder al comando de caminar. Tenía el rostro hinchado y amoratado, y el cabello castaño, húmedo y peinado con los dedos lo mostraba ridículo, pero bastante enérgico.

Taehyung lo observó rebuscar en sus pertenencias, arrojar la ropa hecha jirones que seguramente traía en el avión antes de que este se precipite al suelo, y ponerse con demasiada dificultad unos pantalones y una remera. Cuando fue turno de las zapatillas de correr, forcejeó con ellas y al final se rindió de hacerlo. Por lo que, encogiéndose de hombros, tomó del armario pequeño del cuarto las pantuflas que el hospital proporcionaba a los ingresados.

—Saldrás —quiso preguntar Taehyung, pero sabía que era estúpido cuando era evidente.

—Este sitio es aburrido —dijo el otro, acercándose al lado de Taehyung donde revisó un carrito de medicinas que este no había notado antes porque estaba cerca de sus pies. Leyó con atención las etiquetas y de una tomó dos píldoras que se tragó sin agua. Sonrió al ver el rostro pasmado de Taehyung y le guiñó un ojo—. ¿No te importa cubrirme...?

Fly to my room [Jintae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora