IV. No todo el oro reluce...

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Hiroto se levantó un poquito tarde ese día, y es que era lo típico para él que si se dormía tarde se levantaba tarde.

Bah, ya de por sí se levantaba en un horario que usualmente un asalariado no tomaría (algo que muchas veces le había remarcado Midorikawa) pero lejos de "corregir" eso, él siguió haciendo lo suyo porque total no es como si se acabase el imperio Kira por él querer dormir cinco minutos más. Pero como hoy se levantó una hora después de su alarma, en orden de mantener la paz quiso ir a despertar al chico a su cargo. Estaba confiado que con lo tarde que se fue a dormir aun estaría en la cama. Y sí, quizá también se acordó que tenía que despertarlo porque Midorikawa le escribió una notita hace tiempo que él guardaba donde rezaba a qué hora tenia Kariya que estar en la escuela.

Aunque grande fue su sorpresa al descubrir que no había nadie en la habitación, y mucho menos dormitando en el mueble designado para eso. Hiroto se rascó la cabeza, y un poco se ponía ansioso por temor de que Midorikawa ya estuviera en la oficina esperando para reñirlo luego de cubrirlo para que nadie viera al director ejecutivo llegando tarde. Lo que menos quería era un Ryuuji estresado.

Miró su teléfono pero no consiguió calmarse, temiendo que la hora marcada fuera una mera burla. Por eso bajó rápido las escaleras, abrochándose la camisa a tropezones (para terminar confundiendo de lugar los botones) y buscando con los ojos las llaves del apartamento, entrando a la cocina por mera casualidad.

. —Buenos días—. Lo saludó Midorikawa, ya vestido y perfumado para la oficina. El hombre fue hasta la estufa de dónde sacó algo que Hiroto no pudo identificar. Me alegra ver que te levantaste solo, pensaba irte a buscar si no lo hacías. Sentate, que ahí te llevo el desayuno.

El pelirrojo asintió cansado, sacando la silla de la mesa para apoyar el culo y bostezar profundamente. El golpe de adrenalina se le había ido y con ello el cansancio retornó con más potencia, provocando incesantes parpadeos y un cabeceo medio adormilado. Apenas cinco minutos después notó que Masaki estaba frente suyo con lápiz y papel, anotando y murmurando para sí.

. — Buenos días, Masaki.

. — equis igual a menos be mas menos raíz cuadrada de be al cuadrado menos cuatro a ce dividido dos a... equis igual a menos be mas menos raíz cuadrada de be al cuadrado menos cuatro a ce dividido dos a...

Hiroto no se contentó con el chico cabeceando para hacerle saber que escuchó su saludo, y pensó decirle algo de no ser por el olor que invadió sus fosas nasales. Midorikawa le había puesto el plato a la par que colocaba una mano en su hombro. Déjalo ser, está estudiando y no quiere perder la concentración.

. — Ah...—. Musitó nada más, perdido en la apreciación de huevos fritos, salchichas algo quemaditas como le gustaban y dos gruesos tostados de salame con queso. El toque de gracias fue la inmediata acción de Midorikawa de acercarle su taza ya llena de café caliente. ... gracias...

El moreno sonrió para proceder a informarle al chico que sí ya terminó de desayunar tendría que ir yéndose al colegio. Kariya rompió su concentración y miró la hora, haciendo una mueca para agarrar el lápiz y papel e irse retirando al tiempo que Hiroto engullía los tostados con cierta voracidad.

. — Me voy yendo—. Anunció, ya en la puerta tras colocarse el calzado y guardar todo en la mochila. El novio de su tutor había sido nuevamente muy amable en prepararle una fiambrera sencillita para el mediodía asi no perdería tiempo entre filas y pensar que comer. Tras el "que te vaya bien", cerró la puerta y se arrojó al mundo.

Kariya se había levantado muy temprano ese día, tan temprano que se tuvo que dar una ducha fría rápida como primera tarea para poder aguantar despierto. Claro, no fue tan temprano como Midorikawa, pero ver al hombre impresionado con su presencia a esas horas del día ya era señal suficiente.

Nadie te enseña a ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora