Abismo.

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(POV KUROKO)

"Soy una sombra"

Lo supe desde el día en que conocí a Akashi y descubrí mi estilo de juego. Acepté aquella función en el equipo con orgullo y aquellos días estuvieron llenos de felicidad, había encontrado un modo para poder seguir jugando baloncesto y los tenía a ellos, el equipo de Teiko. Aunque mi presencia fuera cada vez más pequeña seguí entrenando para mejorar mi estilo.

Cuando ingresé a mi primer año de Seirin continué esforzándome para seguir mejorando, era consciente de que cada vez pasaba más inadvertido, pero eso no me desanimó. Tras mucho esfuerzo y el apoyo del equipo, logré recuperar a mis amigos de la Generación de los Milagros.

Seirin se había alzado con la copa de la Winter Cup ese año, y orgullosamente me gustaba pensar que yo había contribuido en algo con esa victoria. Desde entonces había continuado entrenando cada vez con más ánimos junto a Kagami, contagiado por su sueño de llegar a la NBA. Fuimos mejorando y poco a poco mis amigos de la Generación, empezaron a entender la importancia del trabajo en equipo, lo divertido que podía llegar a ser.

Sonreí muchas veces escuchando las anécdotas de cada uno, lo duro que eran algunos entrenamientos, lo pesados que a veces podían llegar a ser algunos de sus compañeros o las regañadas que a veces les tocaba recibir por parte del capitán o el entrenador. Los observaba con alegría, pues entendía que detrás de todas esas historias, estaban sus esfuerzos por ir integrándose con sus respectivos equipos, cada uno a su propio ritmo, ya no buscaban jugar solos.

"Tetsu siempre tuviste razón."

La voz de Aomine resonó en mi cabeza y recordé aquel día en que me regaló una de sus amplias sonrisas, mientras me contaba sus planes de ir a entrenar algunos días con su equipo. 

De toda la Generación, el peliazul había sido el más reacio a ceder y saber que lo intentaría había sido una de las mejores noticias que pude recibir ese mes. Después de todo, gran parte de todo lo que hice fue por él, por recuperar su sonrisa, su amor al baloncesto, por verlo ser feliz nuevamente.

Entonces... ¿Por qué todo había terminado tan mal para mí? ¿Acaso este era el final del estilo de juego que yo tanto defendía?

Una nueva lágrima corrió por mi mejilla mientras caminaba sin rumbo por las calles de Tokio. Intentaba alejarme de las avenidas concurridas; a pesar de saber que nadie se fijaba en mí. Mi presencia era ya casi inexistente y pronto terminaría de ser absorbido por las sombras.

El sonido del móvil me obligó a salir por un momento de mi aletargamiento para responder con cierta lentitud.

— ¿Momoi san?

Tetsu kun —la voz del otro lado parecía sonar aliviada—. ¿Dónde estás? Todos los chicos ya llegaron a casa de Akashi kun y te están esperando.

El nudo en mi pecho se hizo más grande, había salido de mi casa pensando en ir a la reunión, pero al final no fui capaz de hacerlo. Quería verlos, quería estar junto a ellos y aferrarme alguna esperanza que me sacara de este abismo en el que estaba cayendo, pero no podía. Tenía miedo de que descubrieran lo que estaba sucediendo y que renunciaran a todo lo que habían avanzado. Tenía miedo de volver a perder la sonrisa de Aomine y que renunciara a ese interés de integrarse a su equipo, no quería volver a verlo jugar solo.

¿Tetsu kun? ¿Estás ahí?

— Disculpa, Momoi san, pero tenemos entrenamiento y no podré ir —repetí la misma mentira que llevaba diciendo desde hace dos semanas.

Sabía que mi voz ya sonaba monótona y desganada, pero quería confiar que la confundiría con mi habitual inexpresividad.

Oh... Entiendo, bueno, cuídate mucho, Tetsu kun —ahora la voz de mi amiga sonaba desanimada y no pude evitar sentir un cargo de culpa.

Shadow (Aokuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora