Las 1000 lenguas del loco

Escribiendo con manos de huesos

Escribiendo con manos de huesos
Y lo único que se escuchaban eran los relojes, se escuchaban, se escuchaban
El ruido seguía una y otra vez, una y otra vez
Con su precisión casi maniaca, tic tac, tic tac,
No importaba, el ruido no se detenía, no había esperanza
La oscuridad se terminó y se ocureció
Todo acabó, el comienzo se acerca
No hay Dios, no hay luz, no hay esperanza
Lo repetí, lo repetí
Una y otra vez, una y otra vez
Todo acabó, todo acabó, llegó el fin
Todo se perdió, la oscuridad ganó
No hay inicio, no hay final
Todo se perdió, no hay fe
El cobarde corrió, y el valiente se suicidó
Dejó todo y acabó con él
No hay luz, no hay que creer
Todo inició y acabó, una y otra vez, una y otra vez
¿Por qué estoy aquí? ¿Quién soy?
¿Qué es el principio? ¿Qué es el fin?
¿El final tendrá un principio?
¿El principio tendrá un final?
¿Cuándo es el pasado y cúando es el ayer?
¿Qué somos? ¿Por qué pensamos?
¿Que hacemos aquí? ¿Qué deberíamos estar haciendo?
Ya no hay fe
Ya no hay esperanza
Ya no hay luz
La oscuridad ganó
La desesperación me dominó
La fe murió
Todo acabó y empezó
Todo empezó y acabó
No hay nada que temer
Todo es un error
El miedo es el error de temer a la oscuridad.
Todo acacó una y otra vez
Y comenzó una y otra vez.
¿Por qué hay un inicio y un final?
¿Cuándo sabemos cuándo algo acabó?
¿Cuándo sabemos que algo inició?