Escucho como abren la puerta de mi habitación de una manera un tanto brusca, asi que será Emma buscando algo. Yo simplemente me doy la vuelta mirando hacia la pared para poder seguir durmiendo. Apenas serán las 8 o 9 de la mañana, ¿qué hace despierta tan temprano? Intento darme la vuelta para ver que está haciendo, pero el sueño y la pereza me ganan haciendo que mis parpados se vayan cerrando poco a poco.
Después de unos segundos de una completa tranquilidad, pensando en que Emma ya se había ido, escucho el sonido de las teclas de mi portátil y los clics del ratón. A saber que hará con el portátil… Espera un segundo, ¿mi portátil? Haciendo un enorme esfuerzo, me doy la vuelta encontrándome con mi hermana sentada cómodamente en mi escritorio delante de mi portátil. ¿Qué hace? Me siento en el filo de la cama perezosamente estirando mis brazos hacia arrida dando un gran bostezo. Seguidamente llevo mis manos a mi cara intentando que mi visión sea más clara y poder estar más despierta. Me levanto y voy hacia ella.
–Emma, ¿qué haces? –digo con mi típica voz ronca de recién levantada, acercándome a ella a paso lento. Pero de golpe, veo como abre mi correo sin mi permiso. ¿Pero qué hace?– ¿Qué haces? ¡No abras mi correo! ¡Sabes que no me gusta que cotillees mis cosas! –le digo enfadada despertándome completamente. Normalmente pasaría de esto, pero al estar recién levantada la cosa cambia. Miro hacia el reloj que tengo colgado en la pared; las 7:32… ¿Enserio?
–¡Ah, hermana! Tienes un mensaje… –escucho como grita Emma a mi lado dejándome completamente sorda y provocando que cierre los ojos aumentando considerablemente mi mal humor. ¡¿Por qué grita?! ¡Estoy justo a su lado!– ¡…Te ha llegado un mensaje de Daemon! –… ¿qué? Siento como en mi cabeza suena un ‘clic’ provocando que todo el enfado se esfume de mi cuerpo reemplazándolo por un montón de otras emociones que no podría explicar muy bien en este momento. ¿Un mensaje de Daemon? ¿Para mí? Es imposible–. ¡No es justo! ¡Solo te envía mensajes a ti!
–Es imposible que Daemon me haya enviado un mensaje –le digo a mi hermana igual de extrañada que ella, dirigiendo mi mirada hacia la pantalla del portátil–. Ni siquiera tiene mi correo.
Y es verdad, Daemon no tenía mi correo electrónico, es imposible que me haya podido mandar un mensaje. Pero lo que proyectaba la pantalla decía todo lo contrario a lo que yo pensaba. Daemon me había mandado un mensaje.
“Le daré clases a tu hermana de 11am a 3pm. Nos encontraremos afuera del bar a las 11, díselo a tu hermana.
Por cierto, Eli… ¿Por qué no te compras un móvil?
Daemon Garcia.”
–… ¿Cómo es posible? –pregunto mas para mí que para mi hermana frunciendo el ceño mientras cojo el portátil llevándomelo a mi cama para que seguidamente me siente en forma de indio comiéndome la cabeza sobre el mensaje. ¿Cómo ha conseguido mi correo? Creo recordar que nunca le he dado mi correo electrónico. Y, en vez de enviárselo a mi hermana, ¿por qué me lo ha mandado a mí?
Y, otra de las cosas, es que tendré que ir a casa de Daemon. A su casa.
Después de todo el embrollo que intento desenredar de mi cabeza, siento como se calientan levemente mis mejillas por lo ultimo pensado. ¿De verdad voy a ir a su casa? Mientras mi cerebro sigue intentando procesar esta información, veo como de reojo, mi hermana se levanta de la silla para después sentarse al lado de mi cama con el ceño fruncido y con las mejillas levemente infladas. Intento seguir pensando en lo mío, pero al cabo de un rato de seguir sintiendo su mirada acusadora, me giro con el ceño fruncido dejando a todos mis pensamientos a un lado. ¿Qué pasa?
–¿Qué pasa? –le digo con el ceño fruncido, intentando reprimir una sonrisa por la cara que estaba poniendo. Parecía una ardilla.
–Hermana… ¿Eres muy cercana a Daemon? –me preguntó con cierta preocupación en su voz. Levanté mis cejas inmediatamente al no esperarme esa pregunta. ¿Y ahora que le digo? Llevo mi mano hacia mi nuca pensando en algo.
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Todo tiene un comienzo
RomanceSe dice que todo tiene su comienzo, pero... ¿Y el final?