¡Hey estúpido!

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Estaba sacando de mi casillero los libros de las siguientes clases cuando desafortunadamente vi al chico más molesto venir hacía mí.

—¡Hey Jisoo!— grito cuando observo estaba dispuesta a correr, poco después lo tenía frente a mí —¿cómo estás?

—Mejor que ayer peor que mañana— conteste fríamente. ¿por qué me está hablando?

Realmente odiaba a Jungkook.

Era sencillo el porque pues era un tipo alto, con cabello rubio, unos ojos pequeños como los de Bambi y con una sonrisa que mejora tu día.

Pensar que hace dos años todo era tan diferente, el era tan diferente.

Había conocido a Jungkook cuando recién me mudé al barrio, nos hicimos mejores amigos al instante y estuvimos así durante siete largos años. Dejamos de hablar porque para los gustos de Jungkook no soy lo suficientemente popular.

Pasábamos casi todos los días juntos, éramos inseparables y entonces me enamoré de él.

Talvez, sólo talvez sí dejará de ser tan terca y aceptara que no estamos hechos para estar juntos me sentiría mejor.

—Oh eso es interesante— contesto el para romper el incomodo silencio.

—No, yo no soy tan interesante— esa era una indirecta que al parecer captó pues pude ver su mueca — ¿que es lo que quieres?

—Me preguntaba si me podías hacer un favor.

—Olvídalo, tus amigos populares pueden hacerlo mejor— después de tantos años simplemente me hablaba para esto, no iba a llorar como lo había hecho durante los últimos seis meses —adiós, Jeong— me aleje de él dispuesta para irme a mi siguiente clase.

A veces lo extrañaba tanto que dolía. Extraño estar con el ver, su linda sonrisa de conejito y extraño su simple presencia.

Extrañarlo no hará que vuelva.

—Porfavor, Jisoo estoy pasandoló horrible y tú eres el único que puede ayudarme— menciono mientras me seguía el pasó —se que he sido un idiota contigo, pero porfavor ayudame.

Me di la vuelta para mirarlo directamente a los ojos.

¿Cuánto había extrañado esos lindos ojos de Bambi?

—Está bien, pero es la última vez que haré algo por ti ¿entendido?— el asintió ante mi pregunta —hoy a las tres en mi casa, no llegues tarde o no te ayudaré— sin más me di la vuelta para irme.

—Gracias— le escuché decir a lo lejos.

**********************

Me había saltado la última clase y había ido directo a mi casa.

Hablar nuevamente con Jungkook me había afectado más de lo que estaba dispuesta a admitir.

No me sentí bien después de que mi mejor amigo de la infancia me dejara simplemente como a un objeto, todo esto porque no tenía suficientes amigos, porque no tengo las más grandes fiestas y porque carezco de encantos.

A Jeong no le importaba la popularidad antes, el era un chico perfecto que solo le importaba que tan buena persona eras.

Jungkook era ese chico dulce que después de tomar demasiado te llevaba a tu casa y al siguiente día aparecía con un lindo desayuno, era con el tipo de amigo que podías llorar, gritar, reír, golpear, pero estabas seguro de que jamás se iría.

Pero algo cambio convirtiéndolo en un ser estúpido y egocéntrico.

Lo odiaba y lo amaba al mismo tiempo: lo odio por todo lo que me hizo, lo odio por abandonarme rompiendo todas las promesas y, por haber destrozado lo que habíamos hecho en años. Y lo amor o mejor dicho amo el recuerdo de él.

—¿Jisoo?— alguien entro a mi habitación y rápidamente limpie una lágrima rebelde de mi mejilla.

Cuando aquella persona asomó la cabeza descubrí a Jungkook. Mire el reloj y maldije al ver qué eran las tres, el tiempo había pasado tan rápido.

—¿Cómo carajos entraste aquí?— ser grosera era mi único método para no llorar frente a él.

—Tú mamá me dejó pasar— claro mi mamá amaba a Jungkook, siempre lo considero una buena influencia para mí —has quitado todas nuestras fotos y los peluches que te di.

—Ya no tenían significado para mí— me encogí de hombros quitándole importancia. Aunque me agradaba el hecho de que aún recordará eso.

—Hace seis meses que no hablamos y hace seis meses que no salimos— el sonaba triste.

—Si, y no fue mi culpa— escupí fríamente —¿que era lo que necesitabas?

—Sabía que si no inventada algo sumamente dramático no me habrías dejado venir y menos te habrías dignado a mirarme.

Tenía que parar o me iba a poner a llorar frente a él.

—Me abandonaste, me dejaste como sino significará nada para ti, todas las promesas y todos nuestros planes. Dejaste que me convertirá en nada para ti simplemente por popularidad— sentí mis ojos arder —espero que tengas lo que quieras, porfavor sal ahora.

Me acerque a la puerta para abrir esta y esperar que se fuera. El se levantó pero no para irse sino para acercarse a mí.

—Lo siento mucho— trago grueso para luego verme directamente —te extraño mucho Jisoo, extraño hablar contigo, extraño hacer tonterías contigo y principalmente te extraño a ti. Te necesito aquí conmigo,
debajo de nuestra manta favorita
mientras nos dedicamos canciones— las lágrimas ya se había escapado de sus lindos ojos —se que he sido una horrible persona, y se cuántas noches lloraste por mí, te escuchaba llorar y quería decirte que no te dejaría aunque lo hice— mis ojos ahora estaban empapados, mi mal humor se había ido abajo —¿Podrías tan solo abrazarme y decirme que todo está bien?, Que está bien ser como era antes, que no era una persona inútil. ¿Podrías limpiar mis lágrimas nuevamente?, Quiero intentarlo nuevamente— me acerque a el para darle un abrazo cálido y soltarme a llorar junto a él.

—Te extrañe mucho, idiota— respondí entre sollozos mientras me aferraba a su cuerpo, temía que esto no fuera real.

—Cierra los ojos y no te muevas, porfavor— ordenó suavemente. Hice lo que dijo.

De repente la calidad de un par de labios abruman a los míos.

Abrí los ojos para ver lo que estaba sucediendo y luego devolví el profundo beso. Sus manos estaban en mi cintura dando leves caricias y las mías en su mejilla acariciando está.

Al cabo de un rato nos separamos y sonreí al verlo tan cerca.

—Te amo, siempre te he amado. Soy un idiota por alejarme de ti y entiendo si no quieres esto.

—Apesar de todo lo ha pasado aún te amo, eso jamás cambiará— suspiré y después ambos sonreímos.

—Tengo una nuevo chiste, de hecho tengo muchos y tendrás que escucharlo— tomo mi brazo para sentarnos en la cama —toc toc.

—¿Enserio tengo qué hacer esto?— hice un puchero como un niño pequeño y reí ante ésto —¿quién es?

—El amor de tu vida— ambos reímos y después depósito un beso en mi nariz.

—Cambiaron muchas cosas pero jamás tus chismes malos— reí negando con la cabeza.

¡Hey estúpido!| Kooksoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora