Capítulo 8. Desilusionar

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La esperanza debida - Capítulo 8 - Desilusionar

En su oficina de Rainbow, Bruno, tirando su orgullo a la basura, se comunicó con Dixon Marlow, y dijo que aceptaba el negocio. Su excompañero quedó bastante sorprendido.

-¿Estás bromeando?

-Lamentablemente no...

-Me dejas helado, no creí que ibas a caer tan rápido, Sully.- dijo, adoptando su típico tono socarrón.

-Deja de llamarme así, imbécil.

-La vida tiene caminos inesperados. ¿Por qué este cambio de actitud? - quiso saber Dixon, fingiendo interés.

-¿Qué te importa? ¿No estabas deseoso de hacer el negocio? - musitó bruscamente.

-Tienes razón, no me importa, me intriga...pero puedo superarlo, no te preocupes. Seremos millonarios, yo sabía que tu pisolita sería un éxito. ¡Ah, qué nostalgia Brunito! ¿Te acuerdas que te decíamos palito helado?

-Repite eso y te voy a cagar a trompadas.

-Ya lo hiciste, todavía no puedo mover el labio, infeliz de mierda.

-Lo merecías por todas las que me hiciste en Charterhouse.

-No puse las pancartas contra Julia - le aclaró Dixon - Fue Aaron Fish, se puso como loco cuando se burlaron de él, no toleró la vergüenza después de que Juli dejó...pobre ¿no?

-No me interesa hablar temas del siglo pasado - contestó Bruno - ¿Como seguimos?

-Organizaré una reunión con Jack Parrish, el CEO. Tiene el veinticinco por ciento de las acciones de McDonald's, y el resto del holding lo apoya en casi todas sus decisiones, sobre todo si eso significa invertir en alguna baratija como esa pistola.

-Vete a la mierda.

-¡Ja, era una halago, Sully! Necesitamos un arquitecto que diseñe la nueva juguetería, debemos tirar una pared abajo para agrandarla - prosiguió Dixon rebosante de entusiasmo - Y por supuesto hay que hacer un pedido nuevo de mercadería para poder llenarlo.

-No tengo dinero para pedir más mercadería. - advirtió, cortante.

-Por eso no te preocupes, llegó la hora de mi colaboración - dijo ostentador.

-Mierda...

-Relájate, Sully, va a salir todo bien.- Dixon estaba disfrutando de tener el poder de decisión; Bruno pasó una mano por la frente, alterado.

-No puedo confiar en ti. Debo estar loco para aceptar esto.

-¿Julia te convenció? Ya habla cabrón, ahora somos socios.

-No es asunto tuyo...-Bruno recordó que le cobraba la mitad del alquiler - Pero sí quiero preguntarte algo...

-La pelirroja está muy apetecible, ¿no? - siseó provocador.

La esperanza debida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora