Capítulo 11

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El reloj marcó las cinco en punto, indicando el final de la jornada laboral. Megan recogió sus pertenencias y salió de su despacho.

De camino al ascensor, recibió un mensaje en su celular. Deslizó su dedo por la pantalla y leyó el contenido. Sin aminorar la marcha, redactó una respuesta rápida.

Entró en el estrecho recinto y apretó el botón de enviar, sin borrar la sonrisa de su rostro

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Entró en el estrecho recinto y apretó el botón de enviar, sin borrar la sonrisa de su rostro.

"Tendré que hacer unos preparativos en el camino."

Regresó la vista al frente. Las compuertas se cerraron.

***

Megan salió del edificio y caminó tranquilamente por las calles de Londres sin desviarse de la ruta habitual que iba desde la oficina a su hogar.

A medio camino pasó por la cafetería que solía frecuentar, solo que esta vez descubrió a cierto hombre con traje de tres piezas ocupando una de las mesas de afuera

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A medio camino pasó por la cafetería que solía frecuentar, solo que esta vez descubrió a cierto hombre con traje de tres piezas ocupando una de las mesas de afuera.

Sus miradas se encontraron.

— ­Megan.

— Mycroft.

La pelinegra tomó asiento frente a él.

— Supuse que te gustaría reunirnos en este lugar. 

— Soy clienta habitual. Me alegra saber que tu gente te mantiene actualizado. —dijo con ligero sarcasmo.

— Como debe ser. —Mycroft sonrió, mirándola con soberbia.

Megan rodó los ojos. Había pasado una semana desde su desafortunado primer encuentro con el detective. Ellos no habían vuelto a verse desde ese entonces.

— Espero que tu hermano se encuentre bien. Sé que empezamos con el pie izquierdo, pero... Me agradó. Y creo que le causé una buena impresión a pesar de todo.

— Únicamente porque no conoce tu verdadera naturaleza. —enfatizó.

— Como debe ser. —lo imitó, esbozando una sonrisa socarrona—. Espero volver a verlo.

Bye bye, Mr. Holmes (Mycroft y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora