Consejo #9 (parte 2/?)

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Cuando entren en celo, lo peor que puedes hacer es alejarte de ellos. Solo quieren estar junto a ti y... bueno, las intenciones ya dependen del híbrido.

Flashback

Desperté adormilada, sabiendo que debo de alistarme para ir a trabajar.

Aún más muerta que viva, volteé a ver a Mina, solo para sorprenderme por verla con una mueca a la vez que se retorcía entre sueños.

Iba a sacudirla para despertarla de la probable pesadilla que estaba teniendo, pero abrí los ojos asustada cuando mi mano tocó su piel.

Estaba caliente cual horno.

En lugar de despertarla, decidí dejar que durmiese de largo mientras que yo llamaba al doctor.

Estaría demás recordar todo el problema y las recomendaciones que me dio al contestar, ya que fue largo y algo complicado.

Pero en resumen: Mina va a pasar por su primer ciclo de celo que va a durar entre cinco a quince días donde va a tener calores a cada momento, va a necesitar de mi atención y va a estar más sensible de lo usual.

Suspiré aturdida, mirando cómo Mina parecía estar más cómoda que al inicio. Llevé mi mano por detrás de sus orejitas y comencé a dar pequeñas caricias.

— ¿Prrr? — despertó de pronto, mirándome con los ojos medio abiertos.

— Nada, Minari — susurré apenada, recordando algunas cosas que aún debo de hacer, por lo cual me alejé para no seguir molestando su sueño.

Para sorpresa de nadie, de pronto tiró de mí hasta que caí en la cama junto a ella, mientras que me abrazaba como si su vida dependiera de ello.

— Chaengie, me siento rara — hizo un pequeño ruido de queja, apretandome más —. No sé por qué pero de pronto quiero... q-quiero... — me miró con los ojos llorosos, volviendo a dar quejido.

Di leves palmadas en su espalda, esperando calmarla un poco — Lo sé, Minari; de hecho, ahora mismo debo de llamar al trabajo para pedir permiso de ausentarme. No puedo dejarte aquí solita.

Otra vez traté de alejarme pero de nuevo no me lo permitió, por lo que suspiré rendida.

Ahí, apretada en los brazos de Mina, tuve que llamar y explicar la peculiar situación.

Para mi sorpresa me dieron permiso de faltar todo el tiempo necesario, aunque me pidieron mucha información de Mina, sin embargo ya era de esperarse.

Luego de eso pude estar más relajada, ya que no iba a tener que preocuparme por el trabajo y poder cuidar a Mina tranquilamente.

No me dejó ir siquiera para preparar el desayuno, clavando sus garras en mi ropa para que no me moviera.

— Vamos, Minari, tenemos que levantarnos.

— Muy bien — gruñó estirandose.

Incluso para caminar no se despegaba de mí; mientras cocinaba enrolló su cola en mi cintura para que no me alejara y a ratos besaba mi cuello, causando que tuviera ataques de carcajadas.

Jamás creí que me sentiría hostigada de tanta atención, ya que Mina no es del todo demostrativa y cariñosa con cualquiera, de hecho es algo huraña, por lo que tener su cuerpo pegado cual chicle al mío es raro.

Ojalá su celo dure solo cinco días y no los quince enteros. Le rezo a Jihyo para que se apiade.

Cómo cuidar a tu híbrida | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora