Consejo #10 (parte 3/?)

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La atención excesiva, caricias, abrazos, besos, etc, puede que te agobien, pero será mejor que te vayas preparando que eso es sólo el inicio.

Flashback

Regresé de la farmacia, de donde compré todo lo que iba a necesitar, según el doctor, mientras el celo de Mina dure.

Creo que está demás mencionar lo que llevo en la bolsa.

Con suerte logré escapar de las manos de ella, ya que no quería alejarse de mí, pero aproveché que se quedó dormida.

Sentí un escalofrío cuando la encontré mirándome fijamente, acercándose como un león a punto de atacar, en este caso, a mí.

En un pestañeo ella ya se había lanzado sobre mí, comenzando a frotar su mejilla con mi pecho a la vez que comenzaba a ronronear.

Solo pude suspirar, aliviada, apretandola para que se calmara mientras sentía que respiraba agitada.

— ¿A dónde fuiste? — gruñó tomando mi cintura —. Cuando desperté no te encontré.

Solté una risa, acariciando sus orejitas.

— Solo a comprar unas cosas — contesté con simpleza.

Luego de eso, me dejó vivir para mi suerte. Claro, aún pegada a mi cuerpo.

Ya era cerca de las seis de la tarde y sentía que el calor era insoportable. Parecía que su cuerpo no dejaba de calentarse y con ella apretujandome sin descanso, me era imposible poder respirar tranquila.

«Aver, Chaeyoung, respira. Este es sólo el segundo día, debes de ir acostumbrandote» me dije a mí misma.

Logré sobrevivir un par de horas más pero de pronto su cuerpo comenzó a emanar un calor tan insoportable que ni yo pude aguantar.

— Mina, deberías darte una ducha, estás demasiado caliente. ¿Te sientes bien o llamo al doctor? — cuestioné tratando de alejarme, queriendo respirar.

Ella por su lado gruñó, maniobrando para dejarme debajo de ella, pegando mi espalda en el colchón de la cama, donde reposabamos.

Al verla sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Se veía tan... desesperada, como si hubiese estado aguantando mucho tiempo un deseo.

— Chaengie... — murmuró bajo — ¿podemos? — fue lo único que preguntó.

Mis neuronas lograron conectar al fin. Su calor corporal aumentaba porque ella estuvo reprimiendo ese deseo de aparearse conmigo... Eso explica porqué a veces se frotaba demasiado.

Después le preguntaré el porqué, ahora parece que no es el momento adecuado.

Sonreí para tranquilizarla, tomando sus mejillas, uniendo nuestros labios como respuesta.

Pude escuchar cómo volvió a gruñir, cual bestia salvaje, antes de corresponder necesitada, tomando firmemente mi cintura otra vez.

— Espera — me separé de pronto, algo agitada.

— ¿Q-Qué ocurre? — se alejó, mirándome expectante.

— Trae la bolsa que está en el sofá de la sala — indiqué acomodandome en el mueble.

No dijo nada, solo salió corriendo para regresar casi de inmediato con lo pedido.

— ¿Qué hay ahí? — preguntó volviéndose a colocar sobre mí.

Sonreí antes de responder — Algo que vamos a necesitar si no queremos a una mini Minari corriendo por aquí en nueve meses.

Abrió los ojos, soltando un suave "Oh..." antes de asentir.

Me vio, algo más calmada, acariciando mi mejilla antes de volver a besarme, cada vez más desesperada.

Lo que ocurrió después lo dejo a imaginación de ustedes.

Lo que ocurrió después lo dejo a imaginación de ustedes

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Cómo cuidar a tu híbrida | MichaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora