𝟤𝟩🌊𝑀𝒾𝓈 𝒹𝑒𝓂𝑜𝓃𝒾𝑜𝓈.

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El miedo me recorría, junto con la desesperación mientras mi vista se enfocaba en cada una de las personas que se encontraban a mí alrededor. El contemplar a los blodies atacando con sangre de seres inocentes, combinada de agua salada era algo que provocaba mi desagrado, pero también, el observar cómo la gente del mar mataba a los otros también me dolía; todos se mataban entre todos, y eso era terrible. Sin embargo, si quería que esa pelea terminara, si quería acabar con todo de una maldita vez, tenía que armarme de valor y enfocarme en lo que me pidieron; seguir mi corazón, por ello, miré el cielo y nuevamente alcé mis manos, atrayendo el mar solamente a mí para alzarlo hacia la luna, quitando un poco el rojo de esta, pero el olor del lugar me atrajo.

La sangre.

Inhalé con fuerza todo ese olor; inhalé la sangre de cada uno de los que se encontraba, y en especial la de Bruno, imaginándome quitándole su sangre.

No.

Cerré los ojos y solté un bufido, abriéndolos con rapidez, tratando de enfrentar a mis demonios y esperando terminar todo de una maldita vez. Sin embargo, la sangre no me lo permitía, el palpitar de los corazones de los demás, me extasiaba provocando que quisiera probar un poco para tener más energía, pero tenía que resistir.

Negué nuevamente con la cabeza, tratando de seguir, tratando de buscar una solución, tratando de concentrarme, pero no podía.

 Nadie me lastimaba, nadie me hacía daño ahora, sin embargo, yo no podía continuar mi deber. 

Volteaba a todas partes con duda, hasta encontrarme a Kaleb enfrentándose con destreza a cada oponente que se le aparecía, haciéndole daño y acabando con su vida con rapidez, era muy hábil con la sangre y esta tenía más poder que el agua.

Suspiré sintiendo el viento rápido pegarme al rostro, viento frío y cruel.

El mar tenía olas fuertes que mojaban mi cuerpo y mis ropas; todo era un caos y lo único que podía hacer era observar el mar y la enorme roca en donde estaba postrada. 

Cerré los ojos y traté de atacar a Kaleb con sangre, pero esta no salía de mí, por eso me corté con la piedra que estaba en mis pies, y alcé mi cortada a dirección de Kaleb y la sangre de esta, se desvió a varias partes haciendo estacas, matando a varios bloosea en el proceso, menos a Kaleb y a Sidney.

Pero aquella estrategia mía, atrajo la mirada asombrada de muchos, pero la sonrisa de Kaleb divertida fue la que me asombro a mí, que con un rápido movimiento se colocó frente a mí, mirándome amenazante, pero, por desgracia, nadie vino a salvarme, porque todos estaban ocupados, así que estaba sola, con el rubio frente a mí, mirándome entre molesto y burlón, mientras el tiempo para mí se acababa.

—¿Que creías? ¿qué podrías usar lo que te enseñamos en nuestra contra? —cuestionó con dureza, aunque prácticamente lo había logrado, pero no había dado con mi objetivo—. Tú no puedes hacer eso.

Yo lo miré con terror, dando pasos hacia atrás, resbalándome de la piedra y cortándome en el proceso, pero este me sostuvo en sus brazos, apegándome a él, evitando que me hundiera en el mar.

Mi corazón comenzó a latir con rapidez, mientras trataba de apartar el hombre de mí para seguir con mi trabajo, pero este me lo evitaba. Y con las cortadas que ya me había hecho, me estaba desangrando y me dolía la cabeza, haciéndome sentir peor.

—Estás traicionando a tu gente —murmuró cerca de mis labios y le escupí, esperando se apartará de mí, pero este sólo se puso más serio y me apegó más a mí, haciéndome sentir asqueada.

—¡Estoy haciendo lo correcto! —grité esperando que alguien me ayudara y lo apartara de mí, pero parecía que todos estaban ocupados que nadie venía a ayudarme.

2 | 𝐸𝓃 𝑒𝓁 𝒶𝒷𝒾𝓈𝓂𝑜 𝒹𝑒𝓁 𝑜𝒸é𝒶𝓃𝑜.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora