Capitulo 3

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A las 12:30 estaba saliendo de la reunión con los japoneses, estuvieron jodiendo todo un mes para poder hacer inversiones con la puta empresa. Ya harta de escucharlos les cedí la inversión para que la hagan, total estaba completamente limpios y trabajaban bien, me convenía para pasar desapercibida.

Me dispuse a seguir trabajando como persona normal y uno que otro cargamento para supervisar pero una mail me distrajo.

Fui a la casilla de mensajes y lo que leí me sorprendió, era un mensaje de parte del señor De Luca. Procedí a abrir el mail y lo leí:

De: Enzo De Luca

Para: Elena Smirnov

Señorita Smirnov, como no ha aceptado ninguna de mis citas para poder tener una reunión como es debido, me temo que tuve que escribirle por este medio. Me gustaría poder reunirme con usted para ofrecerle una alianza, aunque déjeme dudar a que me responda este mail. Si bien nadie conoce su cara, su nombre es muy conocido por todo el mundo. Como no se si me contestará... le quiero dejar en claro algo; deje de meterse con mis enemigos, me quita la diversión y esta empezando a meterse en mi camino y eso señorita... NO lo permito. Sin más le mando mi cordial saludo. Espero en algún momento conocernos y cerrar buenos tratos.

Enzo De Luca.

Sonreí— Así lo que le molesta a De Luca es que me meta en su camino...— dije en voz alta.

Sin tomarle mucha importancia, borré el mail y seguí con mi trabajo. a las 14:30 apareció por la puerta de mi oficina con sus manos en su cadera y repiqueteando su pie en el piso de la oficina.

—Ya voy, ya voy— dije, Caro cuando tenía hambre se podía convertir en una bestia.

Cuando llegamos a un restaurante bastante fino me sorprendí, pero no fue por lo fino si no porque habían bastantes hombres de traje negro y con auriculares en el oído que se les notaba que venían armados hasta las pelotas.

Cuando bajé de la camioneta miré a Gael y tenía la misma cara de desconfianza que yo y el resto de los muchachos. Los guardias se dieron cuenta de nuestra presencia y uno de ellos toco su arma en la pretina de su pantalón. Caroline venía ajena a todo lo que pasaba.

Lleve mi mano hacia mi espalda-baja y con mis dedos toque mi arma. Cuando Caro me vio hacer ese movimiento con mi brazo cayó.

— Oh, ¿En serio Elena? ¿Ahora?

—No lo sé Caro pero quiero que te quedes atrás mío por cualquier cosa— Ella se posicionó atrás mío y caminé despacio hacia el restaurante.

— ¿Vas a empezar un tiroteo en plena calle?

— No Caro, no creo que sea tan estúpido como para sacar su arma en plena calle.

—¿Quien?— dijo buscando con la mirada para saber a quien me refería.

—No importa, entremos.—Caminé aún con mi mano en el arma y pasé por su lado.

Detrás mío venían cinco hombres de mi seguridad y en la puerta se quedó Gael para tener vista de todo el local. Cuando pasé por al lado del tipo con el arma, vi sus intenciones de sacarla pero su compañero le dijo algo en italiano que no logré entender y la volvió a dejar en su lugar.

— No, sei che non possiamo fare nulla senza ordini del capo. E meno se non è una minaccia.

— Ma è armata fino alla fica, può essere una minaccia, ha 20 uomini dietro di lei.

—Non sono affari nosotri...— No escuche nada más porque me adentré al local, cuando el recepcionista nos vio se puso blanco como un papel.

No era tan fea ¿o si? A quien engaño, era hermosa y estaba muy buena, fue por los gorilas que tenía a mi espalda. Lo admito daban miedo, median 1,85 como mínimo. Entendí su reacción, cuando era más chica me pasó lo mismo.

En las garras de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora