Bruja, Hogwarts y por ultimo un Avada Kedavra...

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     Mi pequeña bola peluda se había alejado de mi, creo que por terror a mi risa maniática.

- Hay! Esta gente y sus bromas, más raras cada día.

Digamos que no era el tipo de chica que todo mundo gustaba o agradaba de ella. Era la marginada que se sentaba en la esquina del parque a leer un libro.

- En serio? Hogwarts? Al menos fueron originales. – Reí mientras escuche llegar a mi madre. – Hola… mama?

Mi respiración se detuvo por un momento, el hombre de cabellera rubia que aparecía noche tras noche en mis sueños estaba con agarrando a mi madre del cuello con una pequeña rama.

- Quien diablos eres tu? – Me limite a decir.
- Vaya, vaya hasta que _____ se digna a decir unas palabras. Muy lindas madre e hija, lastima que tendrán que morir…
- A ella no le hagas nada! No tiene la culpa de nada. – Dijo mi madre gritando tratando de zafarse de el aunque su intento fue fallido. 
- Lo siento, Lucette. Son ordenes de el señor oscuro. – Dijo aquel hombre tirando a mi madre al suelo.

Me tire con mi madre, mientras ella intentaba levantarse. 

- Tom jamás seria capas de eso. – Poniéndose de pie y sacando una pequeña ramita igual a la del el hombre de cabellera rubia.
- Lucette, por favor. Llámalo por su mejor nombre. 

Mi madre intento correr hacia mi pero el de la cabellera rubia cito la frase que noche tras noche escuchaba y hacia que mi conciencia se fuera. AVADA KEDAVRA fue lo que escuche y mi madre callo muerta al suelo.
De mi cara comenzaron a surgir miles de lágrimas pero mi cuerpo estaba petrificado. Aquel hombre solo esbozo una sonrisa macabra y volteo a verme.

- Fue un gusto conocerte, _______. – Dijo poniendo en alto su ramita.
AVADA K… fue lo único que alcanzo a decir la cabellera rubia ya que otra voz se escucho diciendo fuertemente ‘’Expelliarmus’’ mientras la ramita de la cabellera rubia voló por los aires. 
Un hombre pálido, alto, delgado y con una cara familiar. Se acercó lo más rápido que pudo hacia a mi.

- _____, tenemos que salir de aquí? – Dijo jalándome hacia la salida más próxima.
- Pero y mi madre? – Dije con la cara roja y lagrimeada.
- Ya no podemos hacer nada por ella. – Dijo viéndola con pena.

Me deje llevar por ese hombre antes que la cabellera rubia volviera, aquel hombre dijo INCENDIO apuntando con su ramita y una pequeña flama se encendió en mi cas… bueno lo que era mi casa. 
Antes de subirnos al un auto recordé a Fox, el pobre venia corriendo tras nosotros. 
No entiendo de que manera pero nos elevamos por los cielos, la verdad no me importaba mucho ya que había visto a mi madre morir atreves de una ramita.

- Tu quien eres? – Pregunte tomando a mi gato en brazos.
- Mi nombre es Remus Lupin. Y como se llama tu gato?
- Fox. – Dije temerosa. – Podría explicarme que acaba de ocurrir. 
- Un mortifago acaba de… matar a tu madre. Lo lamento. – Dijo casi en un susurro lo ultimo. 
- Un mortifago? Que diablos es eso? – Dije extrañada.
- Los Mortífagos, son los seguidores incondicionales de el-que-no-debe-ser-nombrado. Los mortífagos afirman ser los "amigos" de el-que-no-debe-ser-nombrado, pero según las palabras de Dumbledore, el-que-no-debe-ser-nombrado siempre prefirió hacer las cosas solo, porque no confía en nadie.
- Y quien rayos es ‘’el-que-no-debe-ser-nombrado’’? – Dije sin comprender ninguna palabra de lo que había dicho Remus.
- Que tu madre nunca te hablo del mundo mágico, ______? 
- Entonces era verdad esa carta de Hog… Hog…
- Hogwarts, y claro que era verdad, ______. Eres una bruja.
- OYE! Gracias por salvar mi vida y todo pero no me llevo tan bien contigo para que me insultes.

Remus soltó una pequeña risa al escuchar mi comentario mientras el auto descendía en una casa que parecía que estaba a punto de caer aunque muy grande ha de estar. – 

- Llegamos a la madriguera. – Dijo Remus bajándose del auto.
- REMUS! – Grite bajando del auto seguida por mi bola de pelos. – Que es este lugar? Porqué llegamos aquí?
- Esta es la madriguera, te quedaras con los Weasley en lo que ingresas a Hogwarts, que no falta mucho, de hecho solo unos días.
- Tu estarás con nosotros? – Pregunte un poco miedosa.
- No, yo… Tengo que arreglar unos asuntos. Pero los Weasley son las mejores personas que conozco, además no te gustaría ir al campeonato de Quidditch? 
- Qui, que?

Remus volvió a soltar otra risa mientras despeinaba ligeramente, entramos a la famosa madriguera y se encontraba una familia de cabelleras pelirojas. Era una señora muy hermosa y amorosa, un señor que se encontraba bebiendo un tipo de te, dos completamente idénticos que solo se escuchaban sus risas, uno medio distraído que no dejaba de comer y una dulce niña que poso su mirada al verme entrar. 

- Remus! – Grito la señora amorosa abrazando a Remus. – Quien es esta pequeña niña? 
- Soy _____ Schmidt. – Dije casi en un susurro ya que me encontraba un poco asustada.
- Schmidt? Eres la hija de Lucette? Como esta ella? Viene con ustedes? – Dijo la señora viendo atravez de la puerta. 

Remus se acercó a la señora amorosa susurrándole un par de cosas, su sonrisa dulce se convirtió en una mirada vacía. Pero después recobro la sonrisa, pero no tan sincera como antes.

- Ven _____, déjame presentarte a la familia. – Dijo acercándome a la mesa. – Él es mi esposo Arthur, ellos son mis hijos Fred y George, él es Ron, ella es Ginny y yo soy Molly, para servirte.
- A que curso vas a entrar, linda? – Dijo George… o tal vez Fred?
- Eh, creo que a cuarto. 
- Por que no asististe los años pasados? – Pregunto el chico comelón llamado Ron. 
- Te soy sincera? La verdad no lo se. – Dije acercándome un poco más a la mesa.
- Pero vamos, siéntense a comer algo, deben de estar hambrientos. – Dijo Molly sentándonos a mi y a Remus. 

Así paso la noche, todos platicaban entre risas y risas. Ron a veces me sacaba plática al igual que Ginny, y los gemelos no me dejaban de ver, lo cual me aterraba un poco. Fue una linda noche pero no creo poder sacar el pensamiento que avecina mi mente… El brillo de los ojos de mi madre, perdiéndose a través de un Avada kedavra.

La Oscura Bruja de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora