¿Gryfindor, Hufflepluff, Slytherin o Ravenclaw?

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     Harry se levanto lo más rápido que pudo pero el dolor de la cicatriz que aferraba su cabeza no lo dejaba tomar control total de su cuerpo, Hermione y Ron lo ayudaron a levantarse hasta que escuche un ruido.

- Esperen! Acaso no escucharon eso? – Pregunte confundida.
- Escuchar que, ______? – Pregunto Ron.

De un momento a otro unos señores uniformados nos rodearon atacándonos con sus varitas, los cuatro nos agachamos hasta que escuchamos la voz de Arhur gritar: ''ALTO! ES MI HIJO!''

- Se encuentran bien? – Pregunto Arthur todo asustado.
- QUIEN DE USTEDES FUE!? – Pregunto un señor muy extraño a preguntarnos.
- Crouch! No pudo ser ninguno de ellos! – Defendió el señor Arthur Weasley.
- Pero ellos estaban en la escena del crimen! – Volvio a insistir Barty Crouch.
- Crimen? – Pregunto Harry confundido.
- Harry! Esa es la marca tenebrosa. Tu-sabes-quien ha estado aquí o si no sus mortifagos. – Dijo Hermione asustada.
- Vamos! Tenemos que ir a buscar. – Dijo Cruch.
- HABIA UN HOMBRE! - Grite expulsando mi primera palabra en mucho tiempo. 
– Se fue hacia la derecha. – Dijo Harry apoyándome.
- VAMOS! – Indico Barty.
- Un hombre? Quien? – Pregunto Arthur confundido.
- No lo se, no lo alcance a distinguir. – Dijimos Harry y yo al unisono.

                                                                ...


Fue muy extraño. Entramos a la plataforma... ¿9¾? Bueno, fue algo lindo encontrar más gente como los Weasley, Hermione y yo. 
Subimos al tren y abordamos un asiento Hermione, Harry, Ron y yo. Hermione leía muy intranquila el periódico mientras Ron comía, que sorpresa no?

-¡GOLOSINAS! ¿ALGUIEN DESEA GOLOSINAS? – Se escucho una voz a lo lejos.
- Yo si quiero. – Dijo Ron.
- Que raro. – Rio Hermione.
- Yo también quiero, tu quieres, _____? – Pregunto dulcemente Harry.
- Claro, por que no. – Dije levantándome.

Caminamos aproximadamente unos cinco asientos alejados de los nuestros. Llegamos con una anciana que llevaba un carrito inmenso lleno de golosinas.

- Que desean, jóvenes? – Pregunto la linda anciana.
- Yo quiero un droobles y una varita de regaliz. – Dijo mi amigo pelirrojo mientras sacaba dinero de su bolsa de pantalón. – Creo que solo serán los droobles.
- No, yo lo pago. – Dijo Harry ofreciéndose.
- Solo los droobles. – y se fue el pelirrojo.

Harry estaba a punto de pedir pero antes una chica con ojos rasgados y cabello oscuro se acercó con sus amigas. Harry no dejaba de verla lo cual me parecía adorable. Ella se fue nerviosa y solo la señora de los dulces pudo sacarla de su trance.

- Usted que desea, joven Potter? – Dijo la señora.
- Ehh... eh... creo que nada. – Y se fue avergonzado a nuestro asiento.
- Y tu, linda? – Me pregunto.
- Que tiene de interesante? – Pregunte viendo el carrito.

Ella iba a decir algo pero alguien más llego. El chico rubio platino que había visto en el mundial de Quiddicht, lo vi acercándose y cuando el volteo a verme yo desvié mi mirada de él.

- Mira tengo, pirulíes con sabor a sangre, tarros de cucarachas, grageas, calaveras de Chocolate, diablillos de pimienta, moscas de café con leche, ratones de helado... - Ella lo decía tan tranquila cuando yo tenia la cara de espanto desde que escuche pirulies con sabor a sangre.
- Tendrá algo de chocolate? – Pregunte asustada.
- Si, calaveras de chocolate. – Dijo tomando una. 
- Ok, y me da una varita de regaliz. – Dije dándole no se cuantas monedas doradas.
- Mi niña, solo es un galeón. – Dijo la señora devolviéndome todas las que le había dado de más.
- No, así esta bien quédeselo. – Dije yéndome. 

La señora solo me dedico una mirada agradecida y atendió a otras personas. Me quede viendo la envoltura de la calavera de chocolate cuando choque con alguien. Era el rubio platino. Divise sus ojos grises, como había dicho antes, son muy hermosos. Por un momento, me alegre de verlo y no tengo la mínima idea de por que hasta que él dijo algo que me hizo cambiar de idea.

- Ten cuidado por donde caminas, Schmidt! - Exclamo el rubio platino.
- Fue una accidente, lo sie.... Espera! Como sabes mi nombre? – Pregunte curiosa.
- No es obvio! Eres la hija de la difunta Lucette Schmidt, no? – Dijo fascinado.
- Y eso a ti que te incumbe!? – Dije enojada. Como se atreve a decirle a mi madre difunta en un tono fascinado.
- Uy! Es ruda la señorita Schmidt. Seria difícil si estuvieras en Slytherin. Ojala y no quedes ahí. – Dijo con una sonrisa sínica. 
Solo me fui enfurecida y el me grito ''Nos vemos, linda. '' Por que diablos todos me dicen así? Ni que ese fuera mi nombre!

...


Llegamos a la famosa escuela Hogwarts de magia y hechicería. Todo era tan hermoso. Cuando habíamos llegado, también ciertas personas habían llegado. Una carreta inmensa volada por caballos y un pequeño 
bote que después se convirtió en un barco inmenso. Todo era tan... mágico.

...


Todos los estudiantes de primer año habían sido elegidos para sus casas, para mi vergüenza yo era la única que faltaba. Estaba escondida hasta que la Profesora McGonagall dijo mi nombre.
Todos los presentes se callaron y otros solo murmuraban. No entendía porque yo era un tema tan interesante.
Me senté en un banco nada cómodo mientras la profesora McGonagall trajo un viejo sombrero grande y lo puso sobre mi cabeza. Hermione me había comentado que ese sombrero elegía las casas así que si comenzaba a hablar no tenía que asustarme.

- Vaya, vaya! Hace mucho que no tenía alguien tan complicado que elegir su casa desde Harry Potter. – Comenzó a parlotear aquel sombrero. – WOW! Pero también hace demasiado tiempo que no tenía a alguien tan cercano deSalazar Slytherin.

Al decir eso, todos tornaron a al silencio más perfecto que había escuchado en mi vida. Vi hacia la mesa donde había pura gente vestida de negro y verde esmeralda, para mi sorpresa ahí se encontraba el rubio platino mimado viéndome con curiosidad de nuevo.

- Salazar Slytherin? – Dije confusa.
- Oh si! Eres la más cercana que hay ahorita en Hogwarts a Salazar Slytherin. – 

Todos los de la mesa oro con rojo volteaban a verme desconcertados al igual que los verde esmeralda.

- Entonces voy a ir a la casa de Slytherin? – Pregunte queriendo acabar esto.
- No lo se, eres demasiado compleja. Serias una perfecta Hufflepuff, eres justa, leal y paciente pero también eres una erudita, inteligente y creativa lo cual me recuerda a Rowena Ravenclaw, pero claro que tenias que ser parecida a tu pariente, ambición, determinación, audacia pero sabes a quien me recuerdas mas? A Godric. Eres valiente y muy fuerte, recuerdas el suceso que paso con Julie, lo recuerdas era un noche calida...

Al decir eso me aterre, me levante de aquel banco me quite el sombrero de la cabeza. Estaba aterrada y todos me veían sorprendidos. Como ese sombrero se atreve a hablar de Julie cuando el ni sabe lo que paso realmente?

- Señorita Schmidt, por que hizo eso? – Pregunto la profesora McGonagall igual de sorprendida que mis presentes.
- Ese sombrero solo tiene que decirme en que casa estoy, no? No tiene que meterse en mi vida privada. – Dije con terror.
- Por favor vuelva a tomar asiento. 
Me senté otra vez, con más miedo aun.
- Me disculpo por mis comentarios. – Dijo el sombrero.
- No te apures. Podrías decirme en que casa? – Dije más tranquila.
- Como decía directa y ambiciosa, creo que el verde esmeralda te quedaría bien... GRYFFINDOR!

Entonces todos los de Gryffindor comenzaron a aplaudir y desvié mi mirada hacia la casa de mi pariente fundador y el rubio platino estaba... triste? Bueno un comentario me saco un poco de onda cuando un Gryffindor grito: ''Tenemos a la heredera de Slytherin en Gryffindor. ''

La Oscura Bruja de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora