Miércoles, 20 de agosto de 2031, Madrid.
Maialen insistió.
Insistió tanto, de hecho, que a todo el círculo de amigos terminó pareciéndole buena idea. Pero no a nuestra intrépida amiga Samantha, que siempre nadaba a contracorriente.
El martes, sólo un día después de enterarse de su estado, la navarra se presentó en su casa. Encontró allí a Eva, que había ido a visitarla para que le contara en persona el resultado de la analítica y todo lo que le había dicho el ginecólogo, y sin querer, se formó una reunión improvisada.
- ¿Cómo que no vas a venir? – preguntó la Chica Sobresalto, sorprendida. – Está todo preparado para mañana. Te mandé un correo hace mil años, ¿es que no lo has visto?
- Sí, sí que lo vi, pero sabes que no me hace especial ilusión ir a un funeral falso en honor a alguien que ya no se está muriendo, gracias a Dios.
Maialen había seguido adelante con esa idea, y Flavio tampoco se había opuesto. Por supuesto, no iban a meter a nadie en una caja de pino. No era un funeral al uso y, aunque la valenciana había buscado el programa al que se referían después de la conversación que mantuvieron antes incluso de que empezase la gira, seguía sin hacerle gracia. Le parecía grotesco y rebuscado, pero era la única que lo veía así.
- Titi, no va a ser un funeral. Es una fiesta – dijo, tratando de convencerla. – Yo voy a cantar una canción que le compuse hace tiempo, Hugo creo que ha preparado un monólogo, Eva va a subir a dar unas palabras, ¡va a venir su madre!
- ¿Habéis metido a mi suegra en esto también?
- ¿Cómo que tu suegra?
- ¿Habéis vuelto? – inquirió también la gallega.
- ¿Le has dicho que estás embarazada?
- No me desviéis el tema – terció la rubia. – No hemos vuelto exactamente. Vino ayer a verme por sorpresa y estuvimos hablando como personas civilizadas, se quedó a cenar y luego cada uno para su casa. Queremos afrontarlo con calma.
- O sea, que no se lo has dicho.
Las miró, delatándose a sí misma.
- Todavía no – reconoció. – No sé cómo hacerlo. Ayer el muy gilipollas me dijo que renunciaría a ser padre para estar conmigo. Ahora, ¿sabes? Ahora que estoy preñada me viene con estas.
- Menudo par de idiotas sois los dos – dijo Eva, sin tapujos. – A ver si os ponéis de acuerdo de una vez...
- Pues eso digo yo. Y ahora no sé si decírselo, porque sé que lo va a querer, que si ha renunciado a ellos sólo lo ha hecho porque yo no quiero tenerlos. Pero si se entera de que estoy... como estoy, va a volver a su idea inicial.
- Esa no es la cuestión, Titi – intervino Maialen. – La cuestión es que la decisión no es sólo tuya. No puedes decidir no tenerlo tú sola. Si lo haces, y decides que no lo quieres, y Flavio no se entera hasta después, no te lo va a perdonar en la vida.
Samantha guardó silencio porque eso ya lo sabía, había llegado a esa conclusión ella sola, y sabía qué era lo correcto, pero tenía miedo.
- Si le dices que estás embarazada, te va a decir que para delante, no te pienses ni por un momento que te va a decir que no lo tengáis y que lo intentéis más tarde – apuntó Eva. – Pero tampoco te va a obligar a tenerlo si tú no quieres. Aunque ser padre sea su sueño, él quiere que sea en las mejores circunstancias, no después de un polvo rabioso en el sofá.
- ¿Cómo sabes eso?
- Me lo dijo él cuando me contó que lo habíais hecho. Por eso te preguntó si seguías usando el anillo y si te había bajado la regla, porque no quería ponerte en situaciones complicadas. Él quiere tenerlos contigo, pero no con malas artes. Y sabe que, si te obligara a algo, tú tampoco ibas a perdonárselo nunca.
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UN POCO DE FEBRERO... y todo septiembre.
FanfictionHan pasado diez años desde que finalizó la edición más surrealista de Operación Triunfo y la vida no ha sido igual de dulce para unos que para otros. Diez años después del boom que supuso su paso por el programa, Samantha se reencuentra con un Flavi...