Cuando hay silencio

Me das.

Tu me has dado todo lo que tengo, 

eres mi inspiración 

y también mi perdición.

Hasta que me he dado cuenta que ya no quiero mantenerte más en mi. 

No sé si alguna vez pensaste en que me ibas a dejar pajaritos volando alrededor de mi, 

o los corazones rotos reflejados en mi ojos,

hasta las sonrisas nostálgicas y vergonzosas que a veces se me escapan cuando un recuerdo aparece sin avisar. 

Soy alguien por ti, 

¿lo sabías? 

Por eso me das alegría, 

me das fe 

y también tristeza. 

Me das las ganas de arrancar lo que sea que tengo dentro de mi, para que así de una vez pueda volver el suspiro que me robaste. 

Tu haces que se me pase por la mente irte a buscar para enfrentarme,

gritarte,

amarte y odiarte,

decirte que eres un asco porque tienes la culpa de que ahora mismo yo sea una estúpida que simplemente no quiere entender lo que está pasando, 

e intentar despedirme como tantas veces he intentado ya.

Me das pena porque tal vez has perdido algo importante que podía haberte hecho feliz. 

Y yo me doy pena porque...

porque simplemente soy y padezco por un amor.

Me diste y me quitaste, 

eso fue lo que ocurrió.