Único

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La muchedumbre de aquella gigante mansión cuchicheaba por la llegada de su señor y aunque nadie dijera nada en frente del amo Jungkook, se preguntaban como si quiera era posible que él tuviese los motivos para estar allí, en aquella casa tan lúgubre y tétrica.

A los ojos de aquellos nuevos empleados que habían entrado a trabajar como parte de la servidumbre que el señor Jeon Jungkook llegara a aquel lugar era algo que no tenía sentido.

¿Cómo un Alfa de su rango podría querer regresar a aquella mansión en donde se filtraba la tristeza en el aire y el terror reinaba en los pasillos del tercer piso?

Supuestamente estaba prohibido hablar si quiera de lo que allí ocurría pero siempre hay unos cuantos que con su lengua suelta deseaban morir antes de tiempo.

Lo que no sabían los nuevos empleados eran aquellas atrocidades que sucedían cada que uno se hacía el valiente.

Solo los gritos te erizaban la piel y el solo caminar por aquel pasillo era capaz de ahogar a cualquiera en un miedo infundado.

Los llantos de aquel que fue el Omega más hermoso que habían visto y el ser más gentil que había pisado la tierra se convirtió en una existencia tenebrosa.

Su llanto era tan lastimero que agrietaba la conciencia y el alma, su voz es ahora solo un susurro lleno de la más terrible y triste locura.

Muchos culpaban al señor Jeon por haber manchado la pureza de tan hermoso ser, pero nadie se lo iba a decir ya que era claro que él lo sabía y era aún más claro cuánto le dolía el estado en el que se encontraba lo que alguna vez fue su precioso ángel. Su preciosa alma gemela... Su destinado.

Nadie imaginaba la amargura que compartían ambos, su amor se había vuelto una pesadilla y aquel lazo era una gruesa cadena que los ataba a un punto sin retorno.

Taehyung se había entregado a la locura y Jeon cargaba el pesado sentimiento de culpa, aunque nadie le tomara importancia Jeon día tras día sentía a través del lazo como Taehyung, su Taehyung moría de agonía al abrazar la locura.

Jeon pasó por el corredor donde los empleados se habían juntado para darle la bienvenida como era de costumbre pero algo no le agradó en absoluto; faltaba un empleado. Contó minuciosamente y sí, faltaba un empleado.

-¿Dónde está?-preguntó sin ningún deje de amabilidad. La expresión en su rostro era capaz de aterrorizar a cualquiera sin siquiera tocarlo. - Pregunté que donde está.- nadie sabía a qué se refería el señor y cuando Jeon se acercó al mayordomo éste sintió como su vida era drenada por aquellos oscuros ojos que lo miraban tan furioso.- ¿Dónde está el chico aquél? ... ¿cómo se llamaba... Jung Hoseok?

-No... -el anciano pasó saliva y trató de disimular su nerviosismo y hablar sin titubeos- No lo sé señor. La última vez que lo vi...

-¿Cómo que no sabes?- susurró quedito haciendo estremecer al anciano y todo aquel que estaba en el recibidor.- ¿Me puedes recordar para que te pago?- con pasos lentos y silenciosos se dispuso a invadir el espacio personal del mayordomo el cual no había podido responder de tanto temor.

Jeon golpeó la cara interna de su mejilla con la lengua y en clara señal de disgusto su aroma salió a flote-¿Entonces yo dejo a mi Omega en manos de incompetentes?- el carácter del Alfa era todo menos benevolente. Jungkook no perdona errores, no desde que tocaron lo más preciado que tenía y lo transformaron en dolor y pena.- ¡Namjon!- mencionado apareció de inmediato- Ya sabes lo que debes hacer. Quiero que Jimin prepare algo de comer. Súbelo en cuanto esté listo- el moreno asintió y mientras Jungkook subía los escalones hacia el tercer piso contó uno por uno los escalones porque cada uno representaba a todos aquellos que estaban dando sus últimas plegarias y respiro bajo su propio techo.

DemenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora