e l e v e n

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Me inspiré tantísimo escribiendo con la canción de multimedia... que ni les cuento. Les recomiendo leer este capítulo con ella de fondo♡.

 Les recomiendo leer este capítulo con ella de fondo♡

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Una rosa. Una rosa es quien acompaña a quien en un pasado, fue mi amante alocado. Ese amante, quien antaño nunca había mostrado alguna clase de sentimiento ajeno a nuestros encuentros casuales, ahora sostiene aquella flor con delicadeza, y me mira con un detenimiento fascinante.

Hay muchas palabras quizá en un diccionario para describir este sentimiento que tengo al verlo. Pero no puedo encontrar ninguna que se ajuste al rápido ritmo cardiaco que tengo.

Quizá alivio, felicidad, tranquilidad. Pero ninguna es negativa.

Al momento en el que sus avellanas me encuentran, primero todo se transforma en silencio. Pero eso no impide que avance unos pasos más cerca de él, buscando iniciar una conversación.

ㅡTengo muchas cosas que explicarte, pero necesito tiempo, mucho tiempo, y entiendo si no quieres hablar ahora...ㅡ tartamudeo, empezando a sentir las lágrimas acumularse en mis orbes.

ㅡSolo ven conmigoㅡ espeta, dejándome silenciada. ㅡSube al auto, no podemos hablar aquí, no es el lugar.

En ningún momento suelta la rosa, ni me la cede. Incluso cuando me subo al auto la deja de lado, casi olvidada mientras conduce.

El auto ahora no solo huele a colonia masculina fina, sino que ahora esta se mezcla con tabaco. Pasamos las calles vecinas, varias casas y puestos nocturnos, incluso por el centro de la ciudad y Shibuya, pero incluso cuando ha atravesado las fronteras, no se detiene.

Y mi ansiedad empieza a subir.

El recorrido en el deportivo se extiende hasta que mi campo visual solo se reduce a árboles y estrellas. No hay una gran multitud de gente cruzando la calle, edificios y luces por todas partes, solo hay un cielo nocturno, y un silencio aún más grande que el que se encuentra envolviéndonos.

Varias veces volteo para verlo, y en todas esas ocasiones solo puedo verlo hacer lo mismo; mirar hacia el frente con una expresión seria. Con eso me basta para mantenerme callada, cuidando a mi boca de no decir una estupidez cómo cuando trabajé con él, alguna vez en diciembre del año pasado.

Finalmente aparca en un lugar que no alcanzo a distinguir correctamente debido a la escasa iluminación. Cuando estamos completamente estáticos sobre la tierra, el canto prolongado de los grillos me confirma que estamos en un lugar poco concurrido, a las afueras de la ciudad.

Quizá solo hicimos de cuarenta minutos a una hora de recorrido. El recorrido más incómodo y terrible de la historia.

Yuta mantiene la mirada en el mismo lugar donde la dejó al estacionar el carro. Lo veo inflar su pecho de aire y cerrar los ojos, buscando concentrarse o prepararse para algo que yo desconozco por completo.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora