9. Duerme conmigo, amanece conmigo.

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Merci, amie

Adrien

Acaricio su espalda, afuera, los coches siguen su curso, su noche. Y yo ya siento el temor que estoy seguro me provocaran sus siguientes palabras. Le besó la cabeza y su pelo me hace cosquillas en los labios. Quisiera que las cosas fueran diferentes y es absurdo porque eso en automático me hace ser un hombre egoísta.
-Adrien... tengo que irme- dice ella, con un murmullo que resuena en mi habitación.
-No, cherie, no tienes que irte- sujeto sus nalgas con firmeza , como queriendo excitarla y a la vez dejarle claro que su lugar es aquí, acostada conmigo.
-Pierre...
-Al diablo con él... ahora que por fin has sido mía, crees que voy a creerme tu relación con Pierre?- le digo, un poco molesto por la sola mención de mi ex amigo de la infancia.
-Le debo algo de respeto- dice, con voz temblorosa, se siente mal, se siente culpable y eso me enoja, no debería sentirse así por estar conmigo, por lo que ella y yo siempre hemos sido.
-Adriana...- levanto su rostro y la hago mirarme. Su boca entreabierta me llena de deseo nuevamente- No te vayas... quédate conmigo- le pido- duerme conmigo... amanece conmigo- acarició sus labios con mi dedo pulgar, ella se mueve entre las sábanas y el roce de su cuerpo con el mío, es casi imposible de ignorar. Cada centímetro de mí, me exige tomarla de nuevo- quédate y hagamos el amor toda la noche- ella me mira con lujuria- toda la madrugada...quédate y bañémonos juntos, quédate y desayunemos juntos en la terraza- acuno su rostro en mi mano, su cara es tan delicada que cabe por completo en mi palma.
-No tienes idea de lo mucho que me gustaría Adrien- responde, bajando la mirada.
-Entonces hazlo!- la atraigo hacia mí- quédate y dejame explorar todo tu cuerpo, déjame llenarlo...- acaricio sus mejillas y siento mi miembro crecer ante esa posibilidad de hacerla mía cuántas veces quiera. De repente, noto su mano cerrarse sobre mi pene y el placer que siento es que ya necesario. Adriana no dice nada, se dedica a masturbarme por algunos segundos. Es entonces cuando la veo incorporarse y sentarse sobre mí. La veo clavarse sobre mi miembro y de inmediato le sujeto los brazos, es maravillosa, es una mujer ardiente y entregada.
-Ahh Adrien!- grita, al sentirlo dentro. Empieza a moverse y sus senos brincan por igual, el cabello castaño le cae , enmarcando su cara y sus movimientos de subir y bajar , tan firmes y calientes borran todo el universo para mí.
-Asi Adriana, muévete así...- le ruego, siento que es ella quien me posee a mí, siento que es ella quien me vuelve suyo y me encanta sentirme de esta forma.
-Mi amor, mi Adrien, mi hombre... - susurra en la oscuridad de la noche. Sus piernas ruegan por mis caricias, su abdomen, sus senos, todo su cuerpo arde por mí.
-Eres...- murmuro pero no digo más, no por el momento, por ahora así está bien. Adriana sigue follandome, yo no puedo mas, me incorporo y mi rostro queda a la altura de sus preciosas y redondas tetas , las acaricio con mi cara, con mi lengua, con mi nariz, las lamo, aspiro su aroma a manzana, las muerdo hasta hacerla gritar de placer y dolor. Son hermosas, quiero beber de ellas toda la vida, quiero sentirlas por toda mi piel.
-Adrien, ohhh mi Adrien, otra vez...- dice entre gemidos, su movimiento se intensifica y su vagina se contrae alrededor de mi - ohhh, ohh!! Ahhhh!! Adrien!!!- grita. Su cuerpo se mueve sobre mí y yo aprieto entre mis dientes uno de sus pezones cuando siento mi semen salir dentro de ella y llenarla por completo.

Adriana.

Me pongo la ropa sintiéndome peor con cada prenda. Pienso en las manos de Adrien , desnudándome y a la vez la imagen de Pierre, acostado en nuestra cama, en mi departamento, sin dormir, lleno de celos.
Y celos con toda la razón.
-Adriana... si no llegas, seguramente Pierre entenderá y se largará- dice- de tu casa y de tu vida- continua. Lo miro, ponerse la ropa. Le he dicho que me puedo ir en taxi y no quiere. Insiste en llevarme - que le dirás?
-No lo sé- y es cierto. No sé cómo me siento. Estoy segura que no siento nada por Pierre, nunca lo he sentido, me refugié en él por... no sé por qué razones. Sin embargo , la culpabilidad me pesa. No estoy segura si Pierre siente algo por mí, nuestra relación no lleva más de un año, pero de cualquier forma, le he sido infiel. Le he engañado, con el hombre que fue el mejor de sus amigos en la infancia. Con el hombre que siempre he amado.
Miro a Adrien ponerse el saco y yo a la vez trato de arreglar un poco mi cabello. Pienso en lo que ha dicho antes: dormir juntos, hacer el amor toda la noche, bañarme con él, desayunar a su lado. Pero no puedo, debo al menos terminar con Pierre , algún respeto le debo, aunque tras acostarme con Adrien, dejar que eyaculara en mí, tal vez ese respeto ha quedado minimizado. Pero por lo menos debo terminar con él.
La mano de Adrien me toma por la cintura y me atrae hacia él.
-Eres tan bonita así ...
-Asi, como?
-Asi, después de ser follada- dice con honestidad, me rio y lo beso.
-Pervertido- le digo contra sus labios, él como respuesta, me mete la lengua en un apasionado beso.
No me quiero ir pero no tengo otra salida.


Adrien

Cuando Adriana baja del auto, se lleva con ella toda la emoción de la noche. Veo como entra a su edificio y yo me quedo aquí como un idiota por no sé cuánto tiempo más . Quizá espero, que en algunos minutos, Pierre salga del lugar, enojado, llorando, herido, quizá espero verlo largarse y entonces yo...
En mi cabeza corren todas las imágenes de la noche. Su cuerpo, su rostro, su hermosa boca que tanto desee desde hace inmensidad de tiempo. Y ella es justo como lo pensé. Justo como lo imaginé aquella vez.

17 años.

-Y conociste a jugadores famosos?- Pierre me había preguntado, con cierto interés. Yo , encogí los hombros con indiferencia.
-Solo a Zidane pero no es muy famoso- respondi, aguantando las ganas de llorar al hablar de cómo el campeón del mundo me había levantado el pulgar en un entrenamiento en el cual nos visitó.
Adriana salió de su casa en ese momento. Por un segundo no la pude reconocer. Mis ojos fueron de inmediato a su pecho, en estos meses le había crecido mucho y aquello me hizo sentirme tímido de repente. Se acercó y entonces vi también sus piernas con atención. Pasé saliva y rogué porque no se me notara la erección que estaba sintiendo. Mal día para usar short de juego.
Ella me vio y abrió los ojos con sorpresa, su cabello, trenzado en dos partes, y sus labios rojos como siempre. No disimuló y corrió hacia mí para abrazarme. Sentí sus pechos contra mi cuerpo por varios segundos y el aroma de su cuello, como de manzana verde, me llenó la nariz. Maldito día para usar short.
Traté de pensar en otras cosas , qué vergüenza habría sido que me vieran con toda la excitacion asi!!
Por suerte funcionó, pude evitar esa sensación toda la tarde, pero no ese día por la noche, cuando me encerré en mi cuarto y en la oscuridad, bajo mis sabanas, me la imaginé con las piernas abiertas para mí y cerré los ojos para masturbarme pensando en ella.

Merci, amie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora