Un líder enamorado. [Sulay]

I.

Carajo.

Oh, mierda.

Junmyeon se levantó abruptamente de su amplia cama con los cabellos pegados a la cara y el cuerpo caliente.

Jadeó y miro hacia un costado a la cama a un lado de la suya en aquel hotel.

La luz de la luna se filtraba por el amplio ventanal así como las luces y sonidos de la ciudad en que se encontraban haciendo eco como parte de la sinfonía que encuadraba a aquel precioso hombre.

Sonrió.

Yixing dormía tan plácidamente, su brazo colgaba de la cama con la piel ligeramente bronceada brillando en su esplendor, pequeños ronquidos salían de sus labios rosa pálido y el cabello tan negro azabache cubría parte de su frente.

Decidió levantarse y tomar una ducha rápida, había sido aterrador soñar aquello y más al protagonista del mismo.

Se había sentido tan real.

Un show, los gritos, las luces, baile y canto.

Yixing riendo y jugueteando y entonces un abrazo.

Lay lo abrazaba con fuerza y luego más gritos, llanto, guardias de seguridad y sangre manchaba la playera blanca del chico entre sus brazos.

Una mirada fugaz y Junmyeon sintió la sangre empapar sus dedos y caer junto a Yixing al suelo, los ojos castaños del chino se apagaban y lloraba al igual que él.

Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza al recordar tan perturbador sueño.

Tomo su baño y se vistió de nuevo, al salir del cuarto de baño vio a Yixing sentado en la cama con la luz de la mesa de noche encendida y una botella de agua.

— ¿Estás bien, Junmyeon-hyung? — preguntó quedito.

Junmyeon sonrió un poco y suspiró dirigiéndose a su cama y tomó asiento quedando ambos frente a frente. Yixing le tendió la botella de agua y el bebió de ella.

— Solo fue un mal sueño. — comentó el mayor.

Yixing se levantó de la cama y se sentó junto a Junmyeon, este último se tensó ante la presencia del otro a su lado.

— ¿Quieres despejarte? — Yixing preguntó — ¡Tengo una idea!

Junmyeon lo vio levantarse y correr hacia su maleta y rebuscar algo, una sonrisa se hizo presente en su rostro al ver el pantalón de perritos en el pijama del chino, se la había regalado una fan hace unos meses y Yixing estaba encantado con ella.

Yixing regresó con una bolsa plástica en sus manos y la abrió metiendo su mano y de ahí sacó un dulce con envoltorio dorado y se sentó a un lado de Junmyeon de nuevo.

— ¿Quieres un chocolate? — preguntó Yixing —. Mi mamá decía que es malo comer azúcar en la noche pero es relajante para mí.

Yixing le dio el chocolate a Junmyeon y también tomó un él, ambos se dedicaron a deshacerse del envoltorio y comieron del dulce chocolate.

Una vez terminaron, Yixing dejó la bolsa plástica en la mesita de noche y miró a su líder.

— Gracias, Lay. — Junmyeon dijo con las mejillas rojas.

Yixing sonrió: — ¡No hay de qué, Suho-hyung!

Junmyeon notó la mancha de chocolate en la comisura de los labios de Yixing y acunó la mejilla del menor entre sus manos.

— No te muevas, tienes una mancha. — dijo y con el dedo índice quitó la mancha.

Yixing sonrió aún más y abrazó sorpresivamente a Junmyeon quien se tensó ante tal reacción y lo estrechó entre sus brazos.