Capítulo 5

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Los primeros días yo y Hannah estuvimos consolando a Ángel, el pobre estaba muy mal, demacrado por su ruptura con su novia y lo único que quería hacer es ir a buscar a esa chica y jalarle de las greñas o lavar su maldita cabellera con ácido muriático. 

No se asusten, yo no soy así. Pero, si se trata de defender a las personas que más amo es mejor que no se me acerquen porque soy la misma Lucifer en versión mujer.

Pero no lo hice, por respeto y por dejar en paz ese tema una vez por todas. Hicimos de todo para que nuestro corderito dulce vuelva hacer como antes. ¿Y qué creen?

No fue fácil, pero ya andaba más calmado y relajado que solía ser, se notaba que hacia su mejor esfuerzo por dejar atrás ese tema, se notaba en verdad con los pésimos chistes que contaba de rato en rato cuando nos juntábamos con él.

Nosotras sabíamos que iba a tomar su tiempo y era lo mejor, darle un poco de espacio. 

Después de preparar el desayuno para el corderito que está durmiendo profundamente en mi habitación. Dejé un vaso con agua y medicamentos para su resaca, escribí una nota dejándola encima de la refrigeradora de la cocina, sabía que Ángel al leerla me iba a llamar quejándose de su terrible malestar. 

Yo conducía a la casa de mi madre, ya estaba a pocos kilómetros de distancia, estaba muy emocionada en verla, no le avise que vendría, preferí que sea una sorpresa. Mi mochila la llevaba cargada atrás en mi espalda con algo de ropa ya que me quedare unos cuantos días hasta que papá regresara y busquemos el departamento que me prometió.

***

Cinco días, solo faltaban cinco días para despedir las vacaciones de verano y empezar con las clases de Universidad. Toda la semana estuve a lado de mi madre acompañadas de mi hermano. Ahora, Adam se perdió de vista cuando encontró un montón de rocas entreteniéndose con los cangrejos que se querían esconder de él. 

Mientras las dos no encontrábamos caminando en las orillas del mar hablando de cómo la pasé todos estos días, que si no tuve ningún accidente con ese peligro que tengo como transporte, que si estaba segura sobre la carrera que elegí, que si conocía alguien por cual está muy emocionada en que se lo presente. 

La carrera que opte era para derecho, era algo que me identificaba de pequeña. En el colegio siempre defendía a mis compañeros por cualquier problema que tuviesen, hasta contradecía a los profesores cuando estaban equivocados. 

Pero, ahora no era momento de hablar sobre eso.

Sabía que, si no la paraba con sus muchas preguntas, iba a extraer hasta mis nervios con tal de sacar toda la información que tenía, me hacía sentir insegura, dudar con lo que en verdad quiero y díganme loca amigos, pero no sé cómo lo hace. 

—Mamá, todo me está yendo bien, no tienes porque preocuparte. —Me detuve frente a ella, brindándole una sonrisa conformadora y tomarlas de las manos.

—Yo sé que sí, mi amor. Pero debes de entender que soy tu madre y siempre me preocuparé sea donde estés o con quien te encuentres. Sé que estás creciendo y sabes cuidarte sola pero no puedes decirme que no esté pendiente de ti, aunque la distancia se intervenga. ¿De acuerdo princesa? —Tomo mi mejilla y lo acarició suavemente para jalarme de sus brazos y concederme un agradable abrazo.

—Te quiero mucho, mamá. Cualquier cosa que pase te contare, descuida. Además, me agrada el lugar donde te viniste a vivir, cerca al mar y déjame decirte que la vista es más que increíble.

Mi madre sonrió ante mi respuesta y podría jurar de que tal vez sea el momento o el ambiente, pero vi una lagrima escondida en sus ojos a punto de deslizarse por ser derramada. Me sorprendió ante su gesto, porque siendo la mujer que ella es, siempre es difícil en demostrar su sentimientos. Y aunque se dio cuenta que la estaba viendo me adelante en limpiar su rostro antes que se girara hacia mi dándome la espalda. 

SENTIMIENTO INEVITABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora