Pasado Y Destino

CAPÍTULO XVII: PEDAZOS II

No hay otro infierno en el que quiera estar, que no sea aquí, ardiendo contigo. David Sant

POV ARDIÁN

Simplemente no sabía que hacer, no estaba en mis planes contarle hoy otra parte de la verdad. Quería que su proceso de trance fuera lento y que no afectara su asimilación, pero el encontrarme con "ella" hizo que todos mis planes se vinieran abajo, eso sin contar el hecho del encantamiento del cual había sido víctima hoy. Esto último era un elemento más que resaltaba la importancia de explicarle su posición en esta realidad que tanto ignoraba.

- ¿Ardián?- su voz me hizo salir del trance en que me encontraba- quiero decir, ¿Quién es él Ytha?- intentó arreglar la información que había dejado escapar pero fue en vano- ¿Qué haces con mi hija?

- no tiene sentido que intentes esconder el sol con un dedo, ya cometiste el error de decir mi nombre e Ytha es más inteligente de lo que piensas- traté de sonar ecuánime pero por dentro todo mi ser temblaba sabiendo lo que esto traería consigo- mi lady, creo que es hora de contarle una nueva parte de la historia- me dirigí a mi maestra con la formalidad que me caracterizaba para intentar transmitirle un poco de seguridad.

- ¿Qué pasa aquí que no sé, de dónde se conocen, cómo es posible que sepas su nombre y qué cosas tienes que contarme ahora?- rompió con su ráfaga de preguntas alternando entre su madre y yo denotando su ansiedad creciente- necesito que me cuentes de una maldita vez que es lo que está pasando porque cada vez estoy más saturada de toda esta patraña- su paciencia estaba llegando al límite y era algo entendible pero por nada del mundo podría dejar que se descontrolara; su poder desatado podría arrasar con la vida de este bosque en menos del tiempo que demora chasquear los dedos.

- cálmese mi lady- la tomé de la cintura dirigiéndola a un sillón- mejor nos ponemos cómodos y aclaramos toda esta situación- le dije mientras con la mirada le indicaba a " ella" que tomara asiento- ¿Le cuentas tú o lo hago yo?- le pregunté.

- creo que es mejor que lo hagas tú hasta que llegue mi participación ya que quiero ser yo quien le dé esas noticias a mi niña- dijo con voz firme aunque sabía que ella tenía que estar sufriendo en el fondo- Ytha, solo te pido mi niña que abras la mente, no te dejes abrumar por las primeras impresiones, que no olvides que te amamos y que iríamos al mismo infierno por tí de ser necesario- mi señora asintió y tomé el gesto como la señal para comenzar el relato.

- Hace muchos años en el mundo élfico, para ser exactos 10 mil años, nació la primera señora de los elementos. Como era tradición que varios maestros despertaran en una misma era el pueblo de los elfos se sintió cada vez más desesperado al ver que no llegaba ningún otro señor a la vida y no estaban para nada confiados con que una sola portadora pudiese llevar a cabo una misión tan importante como gobernar todo por si misma.

>>Esa primera maestra se esforzó no solo en dominar a la perfección cada don sino en demostrar que ella estaba más que capacitada para poder cargar con el peso de la corona y para brindarle mayor seguridad al pueblo creó las armas prohibidas y la corte real.

- ¿Armas prohibidas?- preguntó mi señora con cara de desentendimiento total, asentí, tomé aire y continué.

- las armas prohibidas eran 12 en total una para cada escolta de la guardia real y estaban dotadas de poderes increíbles que incrementaban las habilidades de su portador, pero usarlas tenía un alto precio. Cada arma debía ser totalmente compatible con su dueño sino el esfuerzo extra que demandaba el poder usarlas terminaría consumiendo la vida de su portador en menos de un año; pero cuando un arma se aliaba con un dueño creaban una conexión irrompible que elevaba a niveles increíbles sus capacidades de defensa y lucha.