Quise escribir un poema hermoso.
De los que se leen por la mañana y despiertan una pequeña primavera en la habitación.
Así que tomé (Como de costumbre) un papel cualquiera y una pluma cualquiera.
Y empeze a deslizar la tinta sobre el lienzo rogando a el amor que la mañana me diera la suficiente desesperación para escribirte lo que siento.
Y la pluma se manejaba al antojo de un dios ebrio de inspiración.
Y al abrir los ojos esperando mi magnifico premio nobel, mi mirada se encontró con el mas variado y surtido inventario de una sola frase: "Te Extraño."
Habían miles de "te extraños de todos los sabores, olores, colores y texturas.
Habían te extraños con hambre, con frío.
Te extraños sonriendo, y unos que estallaban estrepitosamente en llanto.
Te extraños con cariño, con odio, con esperanza.
Habían te extraños de infancia y algunos que reflejaban la veterana angustia de una muerte inevitable.
Me encontré con te extraños al piano, sobre guitarras, acordeones, y armónicas.
Te extraños antes de acostarme y al despertar.
Te extraños en soledad, acompañado, cuerdo, hebreo, desnudos, con pena.
Miles de te extraños haciendo una orgia en el papel, saltando, llorando, desangrandose.
Y llore, y dije en voz baja el te extraño suicida del que casi siempre resucito.