IV

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Una vez llegado al estacionamiento del lugar, lugar llamado Playa Rose, Zeke como todo un caballero abrió la puerta del mayor quien salió del auto y lo miraba con una cara indiferente, sabía el porqué hacía aquello pero prefería no decir nada para no herir sus sentimientos. Una vez caminando hacía el lugar el rubio de lentes empezó a hablar.

—Verás que yo no miento cuando digo que esta playa es más limpia que cualquiera de las que hayas visto.

—Eso espero, porque- —Su voz fue cortada al mirar aquel lugar, el maldito barbón tenía razón, la arena estaba limpia y sin basura, el mar estaba totalmente azul y no había mucha gente.

—¿Entonces? —Zeke miraba de reojo al pelinegro, había una leve pizca de asombro en su rostro.— ¿Ahora me crees?

—Tch. —Un chasquido salió de su boca.— No mentías.

—Yo nunca miento. —El de lentes sonrió, mientras extendía su brazo para que este lo tomara.

Levi miraba las olas que se formaban en el mar y de vez en cuando volteaba a ver a su acompañante, quién fumaba tranquilamente y tomaba una lata de cerveza. Maldito el día en que conoció a este hombre, pensaba el ojinegro, el cabrón era perfecto, inteligente, astuto y todas las palabras que podría pensar en aquel instante. Observándolo detalladamente, notaba como su barba le hacía lucir más grande pero eso no parecía importarle al menor, luego estaba su perfecta nariz y de último esos orbes azules. Eran tan azules como el mismo mar que estaba frente a él, y el pelinegro estaba perdido en aquellos ojos desde hace mucho, que no notó cuando este empezó a hablar.

—¿Por qué me ves tanto, Levi? —Poso su mirada en aquellos ojos negros que no dejaban de mirarlo aún cuando este lo atrapó en el acto.— ¿Te gusta verme?

El mayor sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar la voz del menor, una voz rasposa pero potente. No sabía que decir, lo había atrapado.

—¿No vas a responder? —El menor se inclinó quedando cerca de su rostro.— ¿Te ha comido la lengua el gato?

—No. —Una respuesta firme pero poco convincente.— No te estoy mirando.

—¿Entonces porque parece que sí? —Zeke soltó una risita, alejándose de este y volviendo su mirada al frente mientras le daba una última calada a su cigarro.

—Cabrón de mierda... —Susurro el pelinegro para si mismo frunciendo las cejas. Parecía que sabía como hacerlo enojar, pero él sabía jugar un mejor juego.

Sin pensarlo mucho Levi empezó su plan.

—Hey, cuatro ojos de mierda. —El rubio volteó a verlo curioso, esperando cualquier cosa. Levi al notar la mirada atenta del otro lo tomo del cuello de su camisa floreada y lo acercó hacia si, mientras posaba sus labios cerca de su oreja.

El ojiazul al sentir las manos del mayor sobre el cuello de su camisa se puso nervioso, sus dedos rozaban su piel y sentía los labios contrarios cerca de su oreja. Sentía que su cabeza poco a poco empezaba a darle vueltas ante aquello, por lo que colocó sus manos a los costados de Levi, justo en la toalla que estaba abajo de ellos y quedando casi encima suya pero aún sentados.

—Pensé que me trajiste aquí para hacerme caso a mi, pero parece que prefieres ver el mar que lo que tienes a lado. —Levi coloco una mano sobre el rostro del rubio, tocando su mejilla mientras la otra estaba entre su hombro y cuello. Mientras se separaba de su oído para quedar frente a este, notando el leve enrojecimiento en el rostro contrario.

—Creo, creo que esta vista esta mejor. —Zeke se estaba poniendo más y más nervioso ante el tacto del mayor, trataba de calmar sus impulsos por atrapar aquellos labios pero sentía que si este no paraba y hacía más cosas para provocarlo recibiría un golpe en la cara.

El Ackerman por su parte sonreía mentalmente, y acercándose poco a poco atrapo los labios del menor en un beso suave y lento, el cuál fue correspondido. Ya se habían besado antes, pero debido a que el rubio tuvo que irse del país por un tiempo dejaron de comunicarse, tenían aún sus números pero nunca volvieron a hablar hasta que este volvió y fue a buscarlo con la excusa de que era porque quería hablar sobre su viaje.

El beso aumentaba en ocasiones pero luego volvía a un ritmo lento y suave. El pelinegro fue el primero en parar para tomar aire y se separo para mirar al otro, quién se relamía los labios y trataba de acercarse otra vez para besarlo. Levi en cambio sonrió y lo empujó, evitando que el otro se acercara nuevamente.

—Eso no es justo. —Susurro el de lentes mientras hacía un leve puchero. A lo que el pelinegro soltaba una risita para que sólo Zeke lo escuchara.

—Más te vale que la próxima vez estés mirándome a mi barbudo.

—Y lo haré, tenlo por seguro.

𝐖𝐢𝐭𝐡 𝐲𝐨𝐮 | ZEVI [Attack on Titan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora