Xander nos vino a despertar a las 7. En menos de 10 minutos ya estábamos enfrente del coche. Un mercedes negro. Xander estaba sentado detrás. Delante estaba su maneger, Jason y el conductor. Nos sentamos con Xander.
El trayecto se hizo largo e incomodo para nosotras dos. Jason era el único que hablaba, a Xander, que lo único que hacía era mirar desde la ventana. Todo el camino.
Bajamos en frente de la editorial. Jason se llevó rápidamente a Xander y nos mandó a esperar en una sala.
Una hora. Tres. Cinco. Realmente mucho más. Venia un chico de vez en cuando a ofrecernos algo de beber. Simpático. Hasta que le regañaron por hablar mucho con nosotras.
Volvió Xander enojado y estresado. Muy cansado. Exhausto. Quitándose la corbata mientras se caía en el sofá de la sala. Tocaron la puerta. Xander la abrió. Una bolsa grande.
-Me debes una de las grandes- me dijo a la vez que me pasaba la bolsa.
Míriam y yo nos miramos. Sorprendidas. Gritamos de la emoción. -Cof...Cof..- Tosió. Quejándose del ruido que hacíamos.
La vuelta a casa no paramos de reír. Emocionadas. Impaciantadas por la fiesta. Aunque quede dos días.
Quedan 4 horas para la grandiosa fiesta. Míriam no para de maquillarse y desmaquillarse. No le convence ninguna. Menos mal que el peinado si le ha convencido, hace dos horas.
Se hizo un moño alto. Muy bonito. Con sus rizos de un color caramelo y sus ojos de un tono más claro. Su vestido violeta le marcaba la silueta. Se había puesto su tacón de terciopelo negro modificado a su gusto. Con un estampado del color del vestido al lateral. Había que admitir que tenia mucha maña en estas cosas. Su pulsera de plata con piedras violetas y su collar con pendientes a juego le daba un brillo radiante.
Yo en cambio me dejé el pelo suelto, largo y ligeramente ondulado. Castaño. Con mi vestido azul cielo y mis tacones negros. Sin olvidar mis otros complementos.
Míriam acabó eligiendo un maquillaje sencillo. Sombra, rimel y su pintalabios rojo. Para mi un sombreado blanco y labios rosados. Nos brillaba los ojos.
Bajamos a ver como iba las cosas. Marcus iba radiante. Elegante. Mandando a la gente ordenar todo. Jared daba vueltas nervioso. Marcus no le dejó hacer nada. Sólo mantenerse "guapo".
Había invitado a todos sus amigos. Para mí todos sus amigos eran todas las personas del instituto, calle e incluso muchos desconocidos.
Conseguimos quitar muchos muebles y moverlos al segundo piso. Decoramos el sótano. Precioso. Parecía una pista de baile con el DJ.
Las mesas con aperitivos y bebidas estaban en la planta superior. La planta baja. El salón se quedó solo con el sofá. Cerramos las escaleras para que nadie fuera a molestar a los que iban a dormir. Me refiero a Suu e Isa.
-Siempre consigues lo mejor Marcus- sonreía Jared encantado.
-És lo menos que puedo hacer por ti, hermano.- Mientras le abrazada y le daba golpes a la espalda.
Aproveché que aun quedaba tiempo. Le agarré del brazo a Míriam y subimos hacía mi cuarto. Sacamos la bolsa grande que nos dio Xander, la que escondimos en el armario. Suu nos esperaba en la puerta con un regalo grande y cuadrado envuelto con papel azul. Bajamos las tres juntas.
- ¡Jared!- Gritamos las tres a la vez. Se asustó y se giró a vernos. Le entregamos la bolsa. La abrió, con una sonrisa de oreja a oreja. Le brillaban los ojos. Lo conseguimos. Una pelota firmada por el jugador que le faltaba con un conjunto de su número. No aguantó las ganas y nos abrazó lo más fuerte posible. Nos quejamos del dolor.
Suu le entregó su regalo. Fue rompiendo el papel poco a poco. Era un cuadro. Él encima de un caballo blanco vestido de príncipe y en la mano una espada. Nos reímos. No de burla.
-Para que encuentres a tu princesa.- dijo Suu ante la cara de asombro de Jared. Un abrazo y dos besos. Subió a guardar todo.
Bajó Xander e Isa a revisar. Xander iba a estar en su oficina e Isa estaría con Suu jugando. Fueron a la cocina a avisar a la tía Sofi de que le subieran la cena una vez lista y se fueron. Llevándose a Suu.
Esta noche era para nosotros. Todos nosotros. Para disfrutar y sólo disfrutar.
Sonó el timbre. Llegaron los dos mejores amigos de Jared. Tom y Derek. Saludaron a Jared con un abrazo y su típico saludo de manos. Tom me vino a dar un abrazo y dos besos. Derek sólo me miró y se fue. No me llevaba muy bien con él.
La gente venía sin parar. Uno tras otro. De repente la casa estaba llena de personas. La mayoría ni les conocía. Comenzó la música, el baile y las risas.
Jared me sacó a bailar en el sótano. Bailamos. Otra melodía y aproveché para que Jared sacara a otra chica a bailar. Me fui a por bebida. Miré a Míriam. Bailaba contentísima con un chico que ni conocía. Vi a Marcus donde las bebidas y fui a hablar con él. No se escuchaba nada así que subimos con las copas en las manos. Arriba había un ambiente más relajado. Tranquilo. Perfecto para charlas y risitas. No duró mucho, vino uns chica pidiendo un baile a Marcus. Quien me miraba con pena. Le sonreí. Señas de que se fueran a divertir. La chica le llevó de las manos hacía abajo. Tomé la copa de champagne.
Fui hacía la piscina. Dos chicos tiraban a otro dentro. Con el frio invierno. Se divertían igual. Me reí de como se tiraban uno tras otro y salían temblando de frio. Fui a por unas toallas. Se los pasé. Desde cerca pude ver quienes eran. Los trillizos. Ben, Owen y Steve. Van a la clase de Jared.
Owen me tomó del brazo, me sentó en uno de los bancos cercanos. Me guiñó y me pidió que le mirara. Se tiró una y otra vez a la piscina. Cada vez diferente. Me hacía reír.
Sus hermanos se fueron a cambiarse. Sólo llevaban unos jeans. Él seguía tirándose al agua. Salpicandome. Salió del agua y esta vez no para tirarse. Me pidió la mano y yo se lo di. Un paso hacia atrás. Otro. Él retrocía yo avanzaba. Me llevó poco a poco. Entre risas. Me quité los zapatos. Nos tiramos a la piscina. Estaba fría. Mucho. Reímos, nadamos y nos divertimos.
Nos acercamos al borde. Mientras las luces decorativas reflejaban en nuestros ojos, el agua. Nos besamos por primera vez. Apasionados. Uno no bastaba. Otro. Más y más. Salí del agua. Sentada al borde con los pies aún dentro. Él igual. Seguimos con los besos.
A lo lejos se escuchó un grito. Otro aún más fuerte. Me asusté y salí corriendo agarrando de paso mis tacones. Hacia la habitación aún riendo.
Enfrente de mi puerta, se escuchaba algo. No muy segura de qué, abrí la puerta mientras de mi vestido caían gotas. Fui directa a mi armario. Saqué un vestido negro. Miré alrededor, la sorpresa era grande. Míriam en su cama de aire con otro chico. Aún vestidos a mi favor. Salí sin molestarles aún que se nota que ni me escucharon.
Me cambié en el baño. Dí gracias a que el rimel no se ha corrido. Cogí una copa y me fui hacía la terraza. En el piso superior. Desde allí se veía todo. Las personas, sus copas. Sus actos. Las luces. Todo.
Me puso su chaqueta y yo sin girarme me abrazó por detrás. Sonreí pensando que sería Owen. Nos quedamos así, con la música al fondo, bailando. Como el viento. Suave. Al girarme lo vi. No era él.
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Solo un sueño. Uno pequeño. ♥★♣
RomanceÉsta es una historia de una chica que pierde algo apreciado para ella e intenta salir adelante aún que no lo recuerde. El principio relata su vida en la casa con sus hermanos y amigos. Poco a poco se va dando cuenta que le falla algo. Algo no está e...