Scott
Los rayos del sol comenzaron a colarse por la cortina de la ventana llegando levemente a la cama. El sol comenzaba a salir y yo aún no había podido dormir nada, me dolía el pecho de tanto llorar y tenía mi cara hinchada.
Lentamente me deslicé por la cama hasta que mis pies tocaron el frío suelo, enderecé mi espalda y apoyé mis codos sobre mis rodillas para sujetar mi rostro con las manos dando un suave suspiro.
Quedé con la mirada perdida unos segundos y luego finalmente me incorporé con la poca fuerza que tenía. Arrastré mis pies hasta llegar al baño y una vez allí evité totalmente el reflejo en el espejo, sabía que mi aspecto era horrible y no necesitaba confirmarlo.
Me incliné sobre el lavabo abriendo la llave del agua, sentí un escalofrío cuando el líquido frío tocó mis manos, mojé mi rostro y sentí una pequeña tranquilidad facial debido al frío contra mi rostro hinchado y probablemente rojo.Me apoyé sobre el lavabo relajándome unos segundos. Las pequeñas gotas caían lentamente de mi rostro hacia el suelo. Tomé la pequeña toalla y sequé mi rostro con suavidad, miré la ducha pensando en sí darme otra ducha o si así estaba bien. Opté por sólo cambiar mi ropa y dignarme a calmarme sólo sin la necesidad del agua.
Quité mi remera y lo dejé en el cesto de la ropa sucia y luego volví a arrastrar mis pies hasta mi habitación para poder cambiar mi ropa. Exactamente a las siete en punto mi madre llegó a mi habitación asombrándose por verme ya despierto y vestido. Estaba sentado junto a la ventana y sólo me dedicaba a ver hacia afuera.
— ¿Cariño, quieres desayunar? —Negué suavemente— ¿dormiste algo? —Repetí la acción y ella suspiro— ¿Dime cómo puedo ayudarte? No tolero verte así y no poder hacer nada para cooperar—Finalmente la miré y su respiración se entrecortó un poco al ver mi rostro.
—Sé que es importante para ti pero...no me obligues a ir al colegio—rogué—por favor, será sólo unos días lo prometo, pero por favor no lo hagas.
—Claro que no cariño, puedes tomarte los días que tú necesites—Se acercó a mí acariciando mi cabeza suavemente— ¿volverás a ir hoy?—asentí—bien, no te obligaré con el colegio pero necesito que comas—asentí nuevamente—te dejaré el desayuno pronto, no quiero encontrarlo aquí cuando regrese—besó mi cabeza y salió de la habitación con un paso tranquilo.
Luego de un rato escuché la puerta del frente cerrarse y luego el coche alejarse, me incorporé y lentamente caminé hacia la cocina encontrándome con el desayuno preparado sobre la mesa.
—Lo siento Ma—susurré y luego tomé el desayuno derramando el café en el lavabo y arrojando a la basura lo cocinado, realmente no tenía hambre y no creo que algo de comida pudiera pasar por mi garganta.
Lavé las cosas y luego miré el reloj, este marcaba las ocho y media. Me dirigí nuevamente a mi habitación tomando mi mochila colocando algunas cosas allí, me coloqué un hoodie sobre mi remera y una vez listo finalmente salí tomando mi bicicleta, el hospital no quedaba realmente cerca pero mi madre se había llevado el auto y no quería ir en autobús.
Luego de unos cuantos minutos finalmente había llegado, aseguré mi bicicleta y luego entré dirigiéndome directamente al elevador que lleva a las habitaciones.
— ¿A dónde se dirige?—preguntó el guardia dentro del elevador.
—Piso cuatro—asintió apretando un botón, no tardamos mucho en llegar y bajé de allí caminando lentamente hacia la habitación.
Un gran número verde adornaba la puerta anunciando la habitación 340; esta se encontraba abierta por lo que me incliné lentamente notando a la madre de Emma sentada junto a la cama, estaba apoyada sobre la cama y se notaba dormida.
Golpee la puerta unas veces y ella se incorporó de un salto asustada, suspiró al verme a mí allí y luego intentó regalarme una suave sonrisa.
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Cuando nos amamos 2do Libro
Lãng mạnMatt y Emma al fin habian logrado superar los obstáculos que el destino las había puesto en el camino y lograr estar juntos. Pero no todo saldrá como ellos planearon, nuevos obstáculos que ninguno esperaba, nuevas personas y mas. ¿Como lograrán sup...