Historia detrás de la canción

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Yoongi se roció un poco más de ese perfume con un olor exquisitamente varonil que adquirió hace apenas dos horas. Acomodó bien su casaca de cuero negro, que en uno de sus bolsillos delanteros llevaba una cajetilla de cigarrillos para aguantar una noche entera.

Hoy era la noche del reencuentro.

Un reencuentro organizado por sus demás excompañeros de la secundaria.

La invitación le llegó prácticamente de sorpresa. Recibió la invitación al estar en la universidad, cuando sacaba algunos papeles necesarios para su titulado. Y no, Yoongi no iba ir a esa fiesta de reencuentro, no si es que Hoseok (su mejor amigo desde la secundaria) no le prometía en dar un corto viaje hasta Jeju, cosa que pasó y tuvo que aceptar a regañadientes.

Pero... no es que no haya querido ir tampoco. De hecho, le daba hasta curiosidad asistir.

«¿Cómo estarán todos después de seis años?», se preguntó Yoongi soltando un suspiro y siguió caminando hacia la avenida.

La dirección daba a una casa campestre, por ello, tomó un taxi y no un autobús para llegar a la dichosa fiesta puntual.

El tráfico para salir de la ciudad estaba en su punto cúspide siendo ya las 7:09 p. m., entonces, fumó su primer cigarro.

Una hora después llegó a las afueras de la casa de Jiyeon, la dueña de la casa y excompañera de Hoseok, le pagó al taxista y salió del auto. De repente, el olor a flores silvestres llegó a sus fosas nasales. Recordó cuando él y sus compañeros iban a robar las flores de Jiyeon para regalárselas a sus respectivas parejas, o cuando la madre de Jiyeon los descubrió y tuvieron que decirle que era para sus madres.

Yoongi sonrió y se quedó admirando la puerta de la lujosa casa frente a él mientras estaba parado en medio de la pastosidad podada. Y fue entonces que su mente se refrescó por completo. De repente ya no quería entrar a la fiesta. De repente... ya no quería volver a ver a sus excompañeros. Aprovechando que nadie lo había visto, se dio media vuelta dispuesto a irse.

Haberle hecho caso a Hoseok fue, quizás, la peor opción que había podido tomar.

Ya casi estaba por tomar otro taxi, cuando inesperadamente fue tomado del hombro y volteado algo brusco.

—¡Yoongi, hermano!

Era Hoseok que, con una sonrisa igual de ancha que sus pantalones de vestir, le recibía con los brazos abiertos.

Yoongi esbozó una pequeña sonrisa y le extendió la mano. —Hola.

Sin embargo Hoseok lo abrazó como si no se hubieran visto en unos veinte años, y Yoongi no pudo hacer nada más que corresponderle.

—¿A dónde ibas? Llegas tarde, te aviso.

Yoongi rascó la parte trasera de su oreja. —No creo que sea una buena opción entrar, ¿sabes? Tal vez esté ahí y... no quiero incomodar, de verdad.

Hoseok comprendió a lo que se refería, por lo que pasó un brazo sobre los hombros Yoongi pero dirigiéndolo en dirección a la puerta de la casa.

—Escúchame. Sé que ustedes no terminaron en buenas condiciones, pero han pasado seis años, no creo que te siga guardando rencores. Anímate bro, hasta pueden ser amigos gracias a esta fiesta.

Yoongi detuvo su andar. —No lo sé, Hoseok…

—Yoongi, no seas un marica igual que en la secundaria. Sabes que si hubieras desmentido todo, hasta podría jurar que ustedes seguirían juntos. Así que ponte los pantalones y entra a la maldita casa de la maldita Jiyeon. Vamos.

—Está bien, está bien...

Hoseok rió por la actitud de su amigo. —Tú solo sácalo a bailar y-

—No haré eso.

Y es que sucede así... ➸yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora