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Capítulo 10.
Rats.

Melissa
Estaba muy feliz por que Copia al fin es Papa, él estaba orgulloso y se le notaba, veía a todos mientras daba su discurso, veía a todos mientras hacía sus cosas menos a mi, era extraño por que siempre y para todos nos echábamos miradas, pero bueno, tal vez esté exagerando, ahora es su momento y las miradas es lo de menos, después de comer y disfrutar cantó una linda canción.

[Al día siguiente]

Papa Emeritus IV
Al despertarme respiraba un aire nuevo, aire de grandeza y bendición, la gran fuerza que el puesto me ha dado y la gran bendición que el maestro Satanás me ha otorgado, sonreí al ver una gran y merecida habitación, una de las mejores y con lujos, estas habitaciones sólo las pueden tener los Papas, así que apartir de ahora todo cambiará para mi. En todo aspecto.

Tal vez Sister o Zero quieran hacerme elegir a un Cardenal para que él de clases y yo no ya que soy Papa pero eso sí que no lo quiero dejar de hacer... aún no, mis aprendices deben de estar muy bien preparados, todos... y no dejaré que ninguno se me escapé sin aprender lo debido, además me gusta mantenerme ocupado en ello, en las clases y en las solicitudes de inscripciones.
En fin, me vestí de negro, lo único que me puse de mi vestimenta papal fue la casuella, la cual parecía que tenía una sábana encima.
Estaba algo cansado, no pude dormir tanto... recibí un regalo inesperado... el cual fueron... No sé cuántas monjas calientes y muy buenas, como sea, entré al salón que me tocaba, empecé a dar clase, estaba tan concentrado en mis asuntos y en lo de ayer, en el tema de hoy... que se me olvidó que era el salón de Melissa. Al ver esos ojos, viéndome, aquel cabello, recordé lo nuestro, que estúpido me escucho diciendo esto, me pidió ir al baño y le respondí con un simple "si" algo seco, me voltee para seguir escribiendo en el pizarrón pero... No pude evitar no pensar en recuerdos de nosotros dos. ¿cómo todo cambió de repente?, bueno, no ha cambiado nada, estuve algo... distraído por lo de ayer, es todo.

Pasaron las horas debidas y al timbrar para el descanso me fui a mi oficina y para mi suerte estaba Alpha, me senté en mi escritorio y agarré un nuevo libro que habla más allá de los deseos del maestro.

— carraspee— Ya que estás aquí... necesito que me hagas dos favores.
-Claro, lo que sea, Papa.
-el primero es que... bueno, la cosa está así, hay unos libros esparcidos por este gran maldito lugar que debemos encontrar, son muy poderosos y me servirán para algo quiero hacer, debemos encontrarlos y tú y los demás ghouls me ayudarán a encontrar esos libros... sin importar que, deben hacer todo lo posible para tenerlos, ¿queda claro?
-si.
-Le dirás a los demás ghouls lo que te acabo de explicar y ya ustedes se pondrán de acuerdo y luego me dirán cuando los hayan encontrado e iremos a buscarlos.
-Bien...
-y el segundo favor... ve a buscar a Melissa, tal vez esté en el comedor o por ahí.
-¿Melissa, su chica?
-Si, si, la niña.
-Bien, no tardo.

Melissa
Estaba comiéndome la cabeza, necesitaba dejar de pensar en todo, en todo esto en... como sea, odio ser así, preocuparme demasiado por pequeñas cosas, por tomarme enserio las cosas, por ser tan ingenua... por pensar que todo lo que decido funcionará.
Estaba tan molesta conmigo misma, lo estoy, me vi al espejo una vez más y negué con la cabeza viéndome con desprecio, me eché agua a la cara y una voz interrumpió mis pensamientos de odio hacia mi misma.

-¿Estás bien?, ven, ¿no vas a comer?
-si, en un momento, Lea— le sonreí como si no estuviera pasando nada.

Salí del baño y caminé a su lado, ella es la única que no sé ha alejado de mi así que bueno, sólo espero que en verdad podamos ser tan buenas amigas como deseo y que nuestra amistad dure años... aunque nada es para siempre y esas palabras me tienen alerta y con prevención, nunca se sabe.
Estábamos platicando y viendo en donde nos íbamos a sentar en eso que alguien agarra mi brazo y me da vuelta bruscamente.

THE FATHER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora