Capitulo 7

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Me giré y caminé hacia lo que deduje que era su armario y abrí uno de los cajones pero no había lo que buscaba, abrí el otro y estaba lleno de condones, literalmente tiene un cajón específicamente para condones. Abrí el último y encontré lo que buscaba: bóxers.

Tomé uno y me lo puse sin importarme que el rubio con su torso al descubierto seguía todos mis movimientos. Claramente no iba a salir solo con su remera puesta, así que decidí que su bóxer sería mi nuevo short.

— Gracias por la ayuda medica pero—

—No hay de que— Habla sin dejar que termine.

— Pero.

— Siempre hay peros.

—Me voy — me di vuelta para ir por mi móvil pero antes de dar un paso choque con su pecho duro. El maldito era bien silencioso. Aclaré mi garganta y hable:—Con permiso, necesito mi móvil

¿Que carajos me pasa? Este hombre me intimida muchísimo, parezco una chiquilla de secundaria cuando el que le gusta le habla por primera vez. No puedo creer que esté actuando de esta manera, se supone que soy una hija de puta— que lo soy— pero no se que me pasa.

Tengo que llamar a Gael a que me pase a buscar, tenemos muchas entregas, reuniones y tengo que ver en donde se está escondiendo el cobarde de Novikov. A las 18:00 ir a casa de mis padres para cenar con mis padres y Caroline.

Encendí mi móvil y empezaron a llagar miles de llamadas perdidas Gael, Caroline y de mi madre recordando la cena de hoy. Maldije, deben estar todos como locos al no saber nada de mí.

— En verdad tengo que irme, por favor no tires mi vestido es mi favorito y es muy sexy, lávalo y me lo das si en algún momento no reencontramos— dije poniéndome los tacones.

Él seguía parado en la habitación sin decir nada, con la copa en su mano derecha y la otra en su pantalón mirándome fijamente. Cuando me paré de su cama, él caminó a la puerta y desapreció. Me encogí de hombros y le mande un mensaje con mí dirección.

Gael: Estamos llegando en segundos ¿estas bien?

Elena: Todo bien, no te preocupes. No armen escandalo

No recibí respuesta, salí y baje las escaleras, la mansión de Enzo es hermosa, creo que tiene algo con el color negro y gris —buena combinación debo admitir— su sala tiene unos ventanales enormes con cortinas grises clarito, un sofá inmenso de color negro que podrían entrar catorce personas en él, dos individuales del mismo color y un alfombra de esas peluditas de color gris.

Una estufa de piedras negras con un vidrio bajo cubriendo las chispas que salen de esta, encima tiene figuras medianas de ¿Personas desnudas? No lo sé, también hay cuadros con fotografías en el que salen dos niños juntos, uno rubio— que supongo que será el— junto con otro más pequeño morocho y una bebé en su carrito durmiendo en medio de ellos.

En la otra hay un bebé con una mujer de pelo rubio sonriendo. Escuché un ruido detrás mío y me giré rápidamente. Ahí estaba él, se había cambiado, cambió su chándal y su perfecto torso desnudo por un bello traje azul y su cabello estaba perfectamente peinado.

— ¿Te perdiste?— No, estaba chusmeando tu casa porque soy una metida de mierda. Claramente no de lo dije pero si lo pensé.

— Si, no encuentro la salida.

Con un movimiento de su muñeca me hizo seguirlo para salir hacia el portón.— Necesitas que te alcance a algún lado?— cuando iba a responder seis camionetas negras aparecieron a toda velocidad y frenaron en frente nuestro, empezaron a bajar hombres de ellas apuntando a los guardias de Enzo que tampoco se quedaron atrás porque sacaron sus armas y los igualaron. El ultimo en bajar fue Gael apuntando en dirección a Enzo que estaba apuntando a Gael.

En las garras de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora