Se dice que el hogar es donde el corazón está. Aún con el paso de los años, la realidad de ese hecho no ha cambiado. El hogar que han construido se mantiene firme a pesar de las caídas en el camino que aún recorren juntos, lado a lado.
"No estamos s...
Este anime llegó en el momento justo para poner una bandita en mi alma y llevarme en sus gentiles brazos de Renga y Matcha Blossom (aunque a estas alturas se puso bravo. Suéltame, SK8, me estás lastimando).
En resumen, estoy enamorada y tenía que escribir sí o sí.
SK8: the infinity y sus personajes no me pertenecen.
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Tell me how to breathe in and feel no hurt.
Tell me how 'cause I believe in something... I believe in us.
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- ¡Cherry!
Kaoru frunció el ceño ante el repentino grito demasiado cercano como para ser ignorado, casi teniendo el impulso de voltear el rostro sobre su hombro para mirar, pero se contuvo. En cambio, volvió su entera atención a las ruedas de su nueva patineta, haciéndolas girar con el dedo a la espera del momento en que tuviera el suficiente valor de subir a la tabla.
Aún no es seguro, se recordó, y el grito vino de nuevo.
- ¡Hey, Cherry!
Al segundo llamado, una mano lo tomó del hombro sacudiéndolo sorpresivamente. Kaoru soltó un grito que lo avergonzó al instante, así que cubrió sus labios con el color subiendo por su rostro, mas el pánico que lo dominó durante esos segundos pareció pasar inadvertido para el niño que se inclinó sobre él, sonrisa amplia y ojos curiosos.
- ¡No te asustes, Cherry!
- Yo...-Kaoru arrugó la nariz ante su propio tartamudeo y de inmediato apartó la mano del otro niño con un golpe- Yo no soy Cherry -afirmó con dureza, pero el niño rió. Loco, pensó Kaoru, me he encontrado con un loco.
- Bueno, es un apodo porque no sé tu nombre -explicó como si fuera obvio (aunque no lo era, en opinión de Kaoru). - Por tu cabello, ¿ves? Como las flores de cerezo -un mechón de su cabello fue tomado antes de que pudiera evitarlo, provocándole otro salto temeroso por la confianza del niño loco.
- ¡Tú-!
- ¿Hoy lo harás o no? -el niño loco lo interrumpió, bajando la cabeza hacia la patineta que Kaoru había estado observando por casi una hora- Has venido aquí toda la semana, pero nunca la usas. ¿Sabes usarla?
- ¡Sé usarla! -exclamó al instante, arrugando aún más el ceño. El loco rió.
