Me miré por última vez al espejo, mi vestido negro se ajustaba a mi busto levantando mis pechos y marcando mi cintura delgada, cayendo de forma natural antes de llegar a las rodillas.
Realice un eyeliner sobre mis párpados y apliqué un poco de sombra melocotón sobre ellos, mis pómulos se tiñeron de un rosa claro gracias a él blush y mis labios tenían un rojo que me hacía lucir con la piel más clara.
Me veía bonita con toda esta producción, no podía negarlo, quizá no era tan rosita como a Richard le gustaban, pero hoy podía decir que me veía espectacular y solo quizá, quizá, a él le gustaría mi aspecto.
Descendí las escaleras con los nervios a flor de piel, ¿Y si no le gustaba?, ¿Y si decía que me veía horrible?, ¿Y si decidía que mejor iría con alguien más a la fiesta?... Justo entonces un sinfín de preguntas surgieron desde mi cerebro, todas dispuestas a acabar con mi cordura.
En el centro de la sala estaba él, de espaldas, luciendo un pantalón negro ajustado, una camisa blanca y un saco en color café al igual que sus mocasines...
¡Santa virgen de las papayas!, si yo fuera hombre, entonces yo sería la del problema, porque este joven lucía malditamente hermoso.
Ni siquiera dude, solo deje que mi instinto me guiará hacía él. No tardó en girarse y cuando por fin lo hizo, su boca formo una "O" muy discreta mientras me miraba de arriba abajo.
Mis mejillas se encendieron automáticamente y mis palmas empezaron a sudar, ¡Que vergüenza!.
— Venecia... —su voz fue un susurro
— Richard... —conteste en el mismo tono, sin saber cómo reaccionar
— Lu... —tartamudeo y el gesto lo hizo ver tierno, mientras meneaba la cabeza levemente: —Luces preciosa...
De nueva cuenta sentí mi cara arder de pena, me sentía extrañamente nerviosa y feliz.
— Gracias Rich... Tú también te ves muy bien... —le dedique la misma sonrisa
— ¡Santo cielo! —exageró y no me molesto: —perdóname, pero es que iré a la fiesta con la mujer más hermosa de este mundo —ni si quiera apartaba su mirada de mi y eso me hacía sentir como una Diosa
— ¡Para, no es para tanto! —reí con un tono divertido: —solo decidí que hoy debía salir de la rutina y mira, este es el resultado —di una vuelta sobre mis propio eje y mi vestido se elevó
— ¡Que cosas dices, Venecia!, eres muy guapa y hoy solo reafirmas lo que yo ya se —se acerca a mi para que tome su brazo
— Rich, de verdad me da pena —rió avergonzada ante los nervios que me dominaban
— ¿Pena? —cuestiono sin creerme. — Pero si solo te digo la verdad, Venecia, nada que tú no sepas cómo mujer.
— Bueno si, pero es que no entenderías... Mejor vamos, no quiero perderme de nada.
— Sus deseos serán órdenes para mí está noche, mi reina.
No dijo más de quince palabras y aún así, mi corazón ya latía desbocado de tan solo saber que para Richard, yo era una reina y que además, me veía como a una mujer, como alguien con quién podía salir.
[...]
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Cierra los ojos
RomanceMi hermano solía decir: solo cierra los ojos un momento, y cuando los abras, todo estará bien. Sin embargo, se equivocó, porque cuando los abrí, lo había perdido todo... Obra registrada en Safe Creative. Se prohíben adaptaciones.