Y ella miraba fijamente a la botella de cerveza. que a penas estaba vacía, y rodeada de miradas y gente a su al rededor, decidió soltarse el pelo. Pues ella estaba de fiesta un viernes, no trece, pero era un viernes, y los viernes huelen a casualidad.
Recordó que ella le conoció un viernes, y de casualidad, el le guiñó el ojo y le soltó el típico piropo de paleta, y a ella le pareció un completo idiota,y chulo, por eso, le quitó el ojo de inmediato y lo tachó de invisible. Pero ella, sabía muy bien que no se podía juzgar a un libro por su portada. Por eso, al final, ella acabó dandole la oportunidad de conocerla, era así de buena... Demasiado bondad para un mundo repleto de tanto egoncentrismo. Cuando le fue conociéndo, le pareció igual de idiota que antes, pero con ese toque que le hacía sentir especial. Él la cuidaba, la hacía sentir libre, le causaba sonrisas con chistes malos y le producía las típicas mariposas en el estomago.
Y un día, aquellos dos chicos ilusionados, se volvieron uno y... ¿Qué os voy a contar yo que no sepáis? Todos hemos pasado por ese momento, y joder, podría ser eterno. Pero no, todo acaba acabando, y lo peor de todo es el des-amor, el olvido, el tener que superar que ya no tendrás más a esa persona, el dolor, la traición...
Y entonces, le preguntó a su amiga, que como siempre, iba totalmente borracha;
-¿Cómo se si he olvidado a una persona o si la sigo queriendo? A lo que ella le respondió después de unos instantes: -Nena, si le hubieras olvidado no me estarías haciendo esta pregunta, simplemente lo sabrias, sin mas. -¿Y si tengo la cabeza echa uno lio y no lo sé? Su amiga soltó una carcajada e ingerió más cerveza, que posiblemente, debía ser su quinta botella. Ella sonrió, irónica, e hizo ver que no le afectaba, a un que por dentro se sentía realmente mal, por mucha razón que tuviera su amiga al decirle aquellas palabras. Ella necesitaba a alguien que la apoyara, que le dijera que todo iría bien, que le diera la razón, que la engañara con palabras bonitas, simplemente para hacerla sentir bien.
Decidió levantarse de aquella silla arrinconada, y decidió ir a tomar algo. Se acercó a la barra de aquel bar, que estaba repleta de idiotas varios que se fijaban en su culo y susurraban entre ellos mientras la miraban, y ella, con indiferencia, se sentó en un taburete, esperando a que le atendiera el camarero. Es triste que se fijaran en su culo, pues ella tenía unos preciosos ojos miel, y su sonrisa....: Su sonrisa era preciosa, pero es lógico que no se fijaran en eso, si no sonrió en toda la puta noche, ni razónes tenía... Sólo lucía una cara triste, que contrastaba con todas las demás.
-!Camarero!- gritó, para que finalmente la atendiera, tras esperar 5 largos minutos.
-Si, perdón, dime preciosa- le contestó
-Dame uno de esos... Si, los chupitos estos verdes....Que son tan fuertes... ¿Cómo se llamaban? -Emm.. ¿Absenta puede ser? -Bueno, si, dame eso... ¿Cuánto es? -Nada, invita la casa, eso sí, alegra esa cara que me vas a espantar a los clientes jajajajajaja- se echó a reir. Los idiotas que anteriormente se la quedarón mirando, se añadieron a las risas del camarero. En ese momento, ella, se mordió la lengua, se giró y luchó con todas sus fuerzas para no volver a girarse y darle una hostia a ese idiota... Y eso que pensaba que no podía estar peor, pero no, el gilipollas del camarero con su gracia la había hecho entristecer más... En ese momento, fue a despedirse de su amiga, que se estaba dando el lote con un completo desconocido, el cual la miraba como si ella solo fuese un pedazo de carne.... Pero pasó, bastante tenía ya con sus sentimientos hechos mierda... Acto seguido, se dirigó a la puerta, echó una miraba desgarradora al camarero que pasaba justo a lado y se fue, sin dudar y dando un portazo. ¿Qué cojones había hecho ella para merecer todo eso? ¿Tan injusta es la vida? Si ella era buena siempre... Puede que toda la culpa fuera suya, que fue tonta al dar su corazón a un chico que carecía de uno. Si, la culpa era de ella por ser buena chica, por no sacar su carácter y demostrar que era una chica segura y con alto autoestima, que evidentemente no lo era. Ella fue ingenua por creer que había algo bello detrás de aquellos sucios pensamientos y debajo de aquellas entrañas...Desde entonces no volvió a ser la misma, no volvió a mirar a nadie con su mirada brillante llena de ilusión. En aquel momento se volvió azúcar. Se cansó de jugar a aquel juego en el que siempre solía perder, y decidió ocultar su corazón, para que así, nadie tuviera el lujo de romperselo.